Este 10 de agosto se cumplió un año desde que el adolescente afroamericano Michael Brown fue asesinado por un policía de Ferguson (Estados Unidos). Las protestas en la ciudad, que iniciaron con marchas pacíficas y momentos de silencio, se tornaron violentas al caer la noche.
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La tensión entre los manifestantes y la policía se volvió extrema tras desencadenarse una serie de actos vandálicos y saqueos, dejando como saldo un herido de gravedad.
Tyrone Harris, de 18 años, abrió fuego contra cuatro agentes y estos respondieron. El padre de Harris – que era amigo de Brown – alega que su hijo estaba desarmado.
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La policía detuvo a más de 140 personas por impedir el paso en la avenida principal y lanzar objetos a los agentes, además de otros actos violentos.
La ciudad fue declarada en estado de emergencia y el presidente Barack Obama dijo que existe una gran urgencia por hablar de los problemas raciales en Estados Unidos.
La mayoría de la población de Ferguson, de 21 mil habitantes, es negra, pero son personas caucásicas quienes colman las estructuras políticas y policiales.
Por otra parte, durante el fin de semana, Christian Taylor, un jugador afroamericano de fútbol, murió luego de ser disparado por un policía en Texas.
