La Policía belga empleó cañones de agua para controlar a cientos de agitados manifestantes en el domingo en el centro de Bruselas, después de que ignorasen el llamamiento oficial para posponer las marchas en solidaridad por las víctimas de los atentados del pasado martes.
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Medios locales dijeron que unos 450 manifestantes se encararon ruidosamente con efectivos antidisturbios ataviados con cascos blancos frente al edificio de la bolsa, en el que se han depositado coronas y flores como tributo a las víctimas.
La muchedumbre, muchos descritos por los medios como nacionalistas de extrema derecha, gritaban consignas de vehemente denuncia contra Estado Islámico , el grupo islamista que reivindicó los atentados que acabaron con 31 muertos y centenares de heridos.
Policías antidisturbios con escudos cercaron a los manifestantes, que empuñaban carteles con mensajes e tono desafiantes como: “Unidos contra el Estado Islámico”. Los empujaron lentamente a una calle en la que los dispersaron con cañones de agua.
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El primer ministro belga, Charles Michel, condenó las manifestaciones. “Es del todo inapropiado que los manifestantes hayan perturbado la reflexión pacífica en la Bourse (la Bolsa). Condeno con fuerza estos disturbios”, dijo según la agencia de noticias Belga.
El alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, tildó a la multitud de canalla y dijo que habían llegado a Bruselas desde otras ciudades, en particular de Antwerp. “Estoy en shock por lo que ha sucedido, ver que esos canallas hayan venido aquí a provocar a la gente en su lugar de homenaje”, dijo.
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