Esta entrevista se realizó en medio del bullicio de un conocido bar ubicado en el jirón Quilca, en el Centro de Lima, Perú. Si bien el silencio fue extraño, hubo mucha comunicación. Es viernes y los integrantes de ‘Extraño Silencio’ aguardan en una esquina, esperan impacientes al guitarrista. Durante la cita contaron que la banda se formó hace un año y medio. En la ‘movida’ subterránea de Lima los catalogan como una banda post punk. Sin embargo, ellos afirman que están influenciados por diversas tendencias que van desde el grunge, indie rock y el rock duro. En efecto, en la canción Mundo irreal se siente el riff de guitarras indies. La banda acaba de lanzar su primer demo, el cual aclaran “no se vende, sino se regala en las tocadas”. Puntualizan que en el país no existe una movida subterránea, sino solo ‘grupos’ o ‘bandas’, es decir, no existe la unidad y menos actitud. Toño Silencio, vocalista de esta agrupación, declara que el rock subterráneo murió en 1992 y que desde entonces no ha vuelto a revivir. Si todo va bien, esperan sacar su primera producción en mayo del 2016. Este si costará unos soles.
¿Qué estilo tocan? ¿Yo percibo que son post punk con tintes de indie rock?
No queremos que nos etiqueten como una banda post punk, pues el sonido de la banda transitó por más géneros. En efecto, hay una influencia del indie rock en las guitarras de Johan, pero también del grunge gracias a Freddy Melo, el bajista. Pero también hay algo de rock duro. En sí, los temas han salido de forma espontánea, de nuestras vivencias como músicos. No nos corremos a otros estilos.
¿Cuáles son sus influencias?
Nos gustan agrupaciones como Alice in Chains, Jimi Hendrix, U2, The Cure, Placebo, Bauhaus, entre otras. A Patricio Melo (segunda guitarra) le gusta las bandas black metal. Ahora nuestras influencias como grupo son Joy Division, Cocteau Twins, que se aprecia en nuestra canción Más allá del cielo; Sister of Mercy que lo notamos en el tema Mundo Irreal. También tenemos alguna influencia de Héroes del Silencio y nos gusta mucho Caifanes.
¿Hace cuánto se formó la banda?
Hace un año y medio. En un principio solo éramos cuatro integrantes y teníamos un tecladista. Tuvimos un receso y volvimos en marzo pasado. El tecladista se fue y entró Johan en la primera guitarra. Ahora somos cinco integrantes.
Toño (vocalista), tu vienes de los ochentas, eras un subte…
La primer vez que bajé a la escena subterránea fue en 1987. Me inicié como post punk y dark en Pueblo Libre con Los Radicales. En el 88’ me gustó el punk rock y conocí a los amigos de Eutanasia, y al año siguiente formé mi banda Disturbio que duró hasta 1990. Entre el 93’ y 94’ colaboré con la banda punk Irreverentes para el compilado Entre Héroes y cobarde. También en Dogma SS., con ellos grabé un demo. También he tocado con Fronton, Paranoia y hasta con bandas de rock duro.
¿Se consideran contestarios?
El público nos cataloga como ellos creen y no lo discutimos. Nosotros estamos muy seguros de lo que hacemos. La gente piensa que hacemos post punk contestatario, otros piensan que es dead rock. Los temas son metafóricos, surgen de nuestras vivencias. Por ejemplo en la canción Mundo irreal hablamos sobre los niños de la calle.
¿Hasta dónde piensan llegar?
Hasta donde se pueda y lo lograremos con fuerzo y dedicación.
Salir de Lima, del país…
Claro. Volver a salir a provincias y por qué no al extranjero, ese es nuestro objetivo, llevar nuestro trabajo al exterior y trabajar con una productora internacional.
¿Qué tan difícil es ser un grupo de rock no convencional en el Perú?
Es difícil más (aún) cuando el apoyo a las bandas alternas es mínimo y cerrado.
Pese a ello han sacado un disco, eso es un logro…
Gracias, sí, ha sido un gran esfuerzo. Hemos sacado un demo de seis canciones y lo hemos financiado nosotros mismos. El disco no se vende, pues lo regalamos en las tocadas. Piratea y difunde es la consigna. Esto ha sido posible gracias a la consecuencia de nuestro trabajo. Incluso ahora estamos ensayando temas nuevos y esperamos sacar nuestro primer disco en mayo del 2016. Ese si valdrá unos soles.
¿Cómo así deciden sacar un demo?
Queremos que nuestra propuesta sea escuchada. Ahora es más asequible sacar una producción gracias a la tecnología. El demo lo grabamos en un pequeño estudio de Fredy llamado Sangre Record. Lo hemos hecho con mucho cariño. Nos gusta mucho pues se gestó con ese mismo espíritu ochentero del ‘hazlo tú mismo’.
No es fácil sacar un disco en el país…
No solo eso, en el país es difícil hacer una banda de rock. Peor cuando el público consume más lo comercial. Por ejemplo, se gastan (de) S/.500 a S/.600 para ver a un grupo de rock internacional, pero cuando juntas a diez bandas locales a S/.10 nadie va. Pero igual estamos luchando, empujando el coche.
¿En los ochentas había más apoyo?
Sí, pues (había) actitud y las ganas de protestar contra el sistema. En los ochentas había más apoyo, pero ahora no es así. Viene un grupo de afuera y todos van corriendo a Teleticket, pero cuando toca Extraño Silencio nadie acude al concierto. Eso pasa con casi todos.
¿Hay mucha división?
Ahora todos los grupos de rock ‘underground’ se manejan de forma individual, ya no existe el colectivismo que existía en los ochentas. Si bien fue una época precaria, pero era muy productiva. Por ejemplo, tocaban Eutanasia, Voz Propia y Kranium y el local se llenaba. Antes había más unidad. Eso se ha perdido, pues hoy hay muchas argollas y divisionismo.
El Perú no es un país rockero…
Exacto. Como cultura rock nos falta un montón, el hecho que exista un festival como el ‘Vivo x el rock’ no quiere decir que seamos un país rockero. Pero pese a ello hay bandas que está tratando de salir adelante. Nosotros trabajamos de una manera ordenada, tenemos más conciencia de nuestro trabajo y notamos la aceptación del público de la escena.
Ahora que hablas de la ‘escena’, ¿existe la ‘movida’ subterránea en Lima?
Hoy no existe el rock subterráneo en el Perú. Ahora lo que hay son ‘grupos’, no hay movimiento, solo hay bandas de los ochentas que han vuelto del anonimato, pero no hay movida. Para nosotros el rock subterráneo murió en 1992. Luego hubo una etapa de transición hasta 1996 en que se dio un cambio generacional. Ingresan más propuestas musicales y aparecen más chibolos alocados, pero no con el espíritu de los ochentas. Hay gente con la única visión de tocar en un escenario, lanzar su performance, pero se ha perdido el valor de la propuesta social.
¿Creen que el rock ha muerto?
El rock nunca va morir. Lo que si notamos es que el rock contestario ha perdido peso, las cabezas ya no están. No ha habido un cambio generacional, es decir, no se ha podido dar la posta a las nuevas generaciones, pues esa gente no ha respondido a las expectativas de lo que se hizo desde los noventas para abajo.
Tampoco existe el apoyo de los medios de comunicación tradicionales.
Así es. Aquí no ocurrió lo que pasó en Chile con Los Prisioneros, que fue una banda contestaría y que nació en plena dictadura militar, pero tuvo el apoyo de su gente y de los medios. En el Perú los medios de comunicación lo pueden hacer, pero todavía no se da ese romance.
Muchas bandas fueron tildadas de subversivas en los ochentas…
En esa época el rock underground estaba infectándose con Sendero Luminoso, cuando las bandas tenían otro rumbo. La prensa vio a los subtes como terrucos. A Kike Eutanasia se lo llevaron a Seguridad del Estado y a Kilowatt lo recogimos del (penal El) Sexto, tras una batida. Es fuerte, eran otros tiempos. Sin embargo, ahora es distinto, hay paz, hay otra juventud, otra sociedad.
Por Óscar Flores (oscar.flores@peru21.com)
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