El caso de una niña de 4 años que fue decapitada en plena calle ha conmocionado a la opinión pública en Taiwán, donde el parlamento está estudiando endurecer las penas contra los asesinos de menores.
Los hechos ocurrieron el lunes, cuando el sospechoso —un hombre de 33 años identificado con el nombre de Wang y conocido por varios casos de estupefacientes—, agarró en una calle de Taipéi a una niña que iba en bicicleta con su madre a visitar a unas familiares.
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Según el relato de la policía, cuando la madre fue a socorrerla, el hombre la empujó y luego decapitó rápidamente a la niña con un cuchillo de cocina. Siete transeúntes intentaron en vano detener al agresor. El hombre fue arrestado en el lugar del crimen.
La niña fue identificada como Liu, aunque la prensa local se refiere a ella con el sobrenombre de ‘Pequeña Lucecita’. Las cadenas de televisión difundieron imágenes del agitado traslado policial del sospechoso, cuando la muchedumbre lo atacó mientras iba avanzando hacia la oficina de la fiscalía, escoltado por la policía.
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Según el periódico taiwanés Apple Daily, el sospechoso es un hombre sin empleo que vivía con sus padres y que había sido hospitalizado en dos ocasiones por problemas mentales tras enfrentamientos físicos con su familia.
Taiwán retomó las ejecuciones capitales en 2010 tras una moratoria de cinco años.
ENDURECER LA PENA
El parlamento anunció este martes que avanzará al jueves el examen de un texto de ley que confirme que los asesinos de menores de 12 años sean sentenciados a la pena capital. El texto también prevé una pena mínima de cadena perpetua para las personas con problemas mentales graves que cometan este crimen.
“El sospechoso debe ser condenado a muerte”, afirmó en su Facebook el diputado Wang Yu-min, autor de la proposición de ley. Por su parte la asociación White Rose Social Care convocó una gran manifestación en Taipéi el 9 de abril para pedir la aplicación de la pena capital.
“Este tipo de muerte a ciegas muestra que Taiwán no puede permitirse abolir la pena de muerte”, declaró la presidenta de la asociación, Eva Liang, convencida del efecto disuasorio de la pena capital. Según ella, la pena de muerte no se aplica lo suficiente.
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