Lo que comenzó de forma accidental en 2011 se ha convertido en una relación bastante cercana. Gabi Mann, una niña de ocho años de Seattle (Estados Unidos), se ha ganado el “afecto” de una bandada de cuervos, que le dan lo más diversos regalos a cambio de que los alimente todos los días.
Según cuenta una nota de la BBC, la extraña amistad de esta niña con los pájaros inició cuando la pequeña tenía 4 años y por la torpeza natural de su edad, se le caía siempre la comida.
Tras alimentar de casualidad a un cuervo con un pedazo de pollo, cada vez fueron más los miembros de esta especie que esperaron que ella les regale otro poco de comida.
Así, la niña comenzó a compartir su almuerzo mientras iba de camino a la parada del autobús. Pronto, los cuervos comenzaron a darle los más diversos regalos a cambio, tesoros que ella guarda en pequeñas bolsas dentro de una caja.
“Con ellos me demuestran cuánto me quieren”, dice la menor. Entre sus regalos se cuentan botones, una pieza de lego azul, tornillos y pendientes. Sin embargo, también han recibido “regalos” desagradables, como una pinza de cangrejo en descomposición.
Su madre, Lisa Mann, fotografía el comportamiento de estos extraños amigos de su hija. Asimismo, cuenta que el regalo más preciado que ha recibido de ellos es la tapa de un lente de cámara que ella misma perdió mientras fotografiaba un águila en el vecindario.
“Estoy segura de que fue intencional. Nos observan todo el tiempo. Estoy convencida de que vieron que se me cayó y que decidieron que querían devolvérmela”, bromeó.
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