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Imágenes rituales desde las entrañas de la noche [Fotos]

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El fotógrafo Roberto Cáceres, atraído por el curanderismo y la brujería, entró en la intimidad de estas ceremonias y nos presenta El bolsillo del diablo.

Victoria Meneses

Victoria Meneses

@vlmenesesc

Curanderismo y brujería. Una pata de cabra, un árbol torcido, un feto de llama, la cabeza de una muca, una lechuza, un sapo, una mujer desnuda, rituales, imágenes que pretenden ser las miradas del brujo y sus pacientes, la casa de un brujo. Fotografías tomadas de noche. Todo eso y más se puede encontrar en el fotolibro El bolsillo del diablo, del fotógrafo Roberto Cáceres. Una impecable obra que reúne 48 imágenes tomadas entre 2008 y 2015, en el Alto Piura, la sierra de esta región, y en Lima.

Un proyecto que no fue pensado inicialmente para ser libro, para el cual el tiempo y los hallazgos del fotógrafo fueron dictando el destino final. Esta aventura inició con la simple curiosidad. Cáceres, primero, asistía a las sesiones como paciente y, conforme descubría personajes e historias, el tema se convirtió en una obsesión. Y finalmente, en una creencia. Sin embargo, el autor no pretende que este libro sea un manifiesto de su creencia para decir al mundo ‘mira, existen estos fenómenos’.

“Empecé a fotografiar a la gente que se iba a curar de un mal y que no solo iba a las sesiones a pedir fortuna, salud o amor, porque alguien en venganza le había hecho magia negra para que se mueran o les vaya mal. Personas totalmente enfermas y con dolencias inexplicables que los doctores no podían descubrir, pero que solo un curandero era capaz de sanar a través de sus hierbas, brebajes, animales, rezos y cantos. Desde ahí empecé a buscar de dónde nacen estos rituales malignos y descubrí que la maldad y el diablo sí existen”, explica Cáceres.

ENTRE EL BIEN Y EL MAL
Luego de haber formado parte de las mesadas y de ser testigo de situaciones paranormales, el fotógrafo asegura que existen tres maneras de hacerte daño. Una es a través del espiritismo, donde las almas de las personas que fueron malas en vida, como asesinos o violadores, te atacan cuando duermes; otra es por medio de un brebaje o comida que un amigo de confianza te puede dar; y la tercera es por el poder mental con intención dirigida, donde no es necesario que haya algún tipo de contacto. Basta con que tu foto o tu nombre estén presentes en una mesa, o que un brujo malero te fume con un cigarro para que, inmediatamente o en cuestión de días, empieces a sentir las peores sensaciones hasta al punto de querer suicidarte.

Su experiencia como fotógrafo de curanderismo y brujería también le dicta que esta creencia la adoptan desde la ama de casa hasta el ejecutivo de saco y corbata. “Los trabajos más recurrentes son para que un negocio mejore, por salud, pedir justicia en un juicio, venganza por infidelidad y, claro, la muerte del enemigo. Un brujo negro profesional te puede cobrar hasta 15 mil soles por matar a alguien”, detalla Cáceres.

TRABAJO DE CAMPO
Al final de la realización del libro, fue parte de una mesa de curación con 53 personas que tenían daño leve, pero había uno que estaba muy grave. “Cuando el maestro se empezó a enfrentar con ese mal, inmediatamente se reventaron los focos, el curandero vomitó sangre, luchaba contra algo invisible y salían luces del piso. Luego de terminar la batalla, se quedó agotado como un trapo tirado en el suelo”, narra.

Más allá de las creencias, El bolsillo del diablo es un respetable fotolibro, donde Cáceres dibuja con la luz de la noche la estética del curanderismo y la brujería, logrando que las imágenes transmitan zozobra, desconcierto, curiosidad y sobresalto.


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