Las buenas historias están en todos lados. Solo hay que estar atentos, pues, como las oportunidades, aparecen cuando uno menos las espera. Nosotros teníamos una idea en la cabeza… y salimos, después de la experiencia, con la cabeza transformada, literalmente.
Queríamos escribir sobre los hacedores de los bizarros peinados que hoy imponen nuestros futbolistas. Buscamos y así llegamos a la Barbería Cusi, donde, preguntando por sus clientes habituales –del ‘Loco’ Vargas a la ‘Foquita’ Farfán, de Paolo Guerrero a André Carrillo–, nos encontramos con una historia conmovedora, más duradera que un corte de moda.
MODA AYACUCHANA
Don Benancio Cusi Díaz y doña Olga Ccaicuri Huamán forman un matrimonio ayacuchano que se dedicaba a la agricultura. Su vida, aunque con carencias, transcurría con tranquilidad en Chumbi, su pueblo, hasta que llegó Sendero Luminoso.
Su supervivencia y la de sus ocho hijos –cinco varones y tres mujeres– estaba en peligro y, por ello, decidieron trasladarse a Andahuaylas.
Allí, el trabajo tampoco abundaba, el peligro seguía latente y, por eso, una nueva migración se impuso, una que separaría a su familia… pero no la desmembraría, y todo porque juntos encontraron un oficio común: el de la belleza.
Gloria, la mayor de los ocho hermanos, vino a Lima a construirse un futuro. Consiguió trabajo y, uno por uno, fue trayendo a sus demás hermanos.
Gerardo, de 40 años y el mayor de los hombres, fue el primero en aprender el oficio de peluquero. Porque, si bien hoy se hace llamar barbero, él empezó en una peluquería tradicional, de tijeras y navajas afiladas en cuero.
Allí se dio cuenta de que para trascender había que ser diferente, había que ser osado. Entonces, poco a poco, dejó los cortes tradicionales y empezó a usar la navaja tal y como un escultor usa su cincel, pero, en lugar de tallar piedra o madera, empezó a darle forma a una materia más delicada: la cabeza humana.
Y tanta pasión le puso a su oficio que sus otros hermanos –Marino, Romel, Gary y Rómulo– decidieron seguir su impronta, aprender el oficio, dejar de llamarse peluqueros y hacerse barberos profesionales, y hoy, con cinco barberías instaladas en Surquillo, Surco, Chorrillos y San Juan de Miraflores, llamarse artistas.
Estamos en uno de sus locales surquillanos (Domingo Elías 813) y nos reciben Marino y Gary. Ellos nos cuentan que abrieron la Barbería Cusi hace tres años, que es un negocio donde hasta los padres están comprometidos (Don Benancio es el cajero) y que entre sus clientes están el ‘Loco’ Vargas, la ‘Foquita’ Farfán y su hijo (hay una gigantografía que adorna la barbería y da fe de lo dicho), André Carrillo, Paolo Guerrero y muchos más, sobre todo aliancistas, porque estos hermanos, además de compartir talento, tienen el alma blanquiazul.
Los futbolistas, locales y extranjeros, de Paolo a Neymar, han ayudado a que esta moda se haga masiva, y hoy, solo en el local de Domingo Elías, pueden recibir más de 100 clientes por día. Sus principales clientes son jóvenes y sus cortes oscilan entre los S/.30 y los S/.280.
No se escandalice. Gary y sus hermanos son capaces de tallar en una cabeza lo que les plazca o lo que uno les pida: estrellas y dragones, símbolos guerreros y corazones… y hasta el nombre de este suplemento; todo a pulso, sin usar una plantilla.
¿Y Ayacucho? ¿Y la forzosa migración? ¿Y la oscura violencia de Sendero Luminoso? Quedó en el pasado. La familia Cusi Ccaicuri acabó con ella, literalmente, a navajazo limpio.
TENDENCIA CON TOQUES FUTBOLEROS
Uno ya no solo mira un partido de fútbol para admirar las jugadas o los goles de Neymar o Cristiano Ronaldo. No, ahora uno prende la TV o va al estadio para ver sus nuevos tatuajes, sus nuevos peinados porque, nos guste o no, ellos –y sus miles de colegas desperdigados por el mundo pelotero– son tendencia.
Sin embargo, que los futbolistas impongan una moda no es novedad. Los jugadores argentinos y sus largas melenas –¿recuerdan a Claudio Paul Caniggia, el ‘Turco’ García, Gabriel Omar Batistuta y, entre nosotros, a Juan Carlos Kopriva?– llamaron la atención durante algún tiempo, y miles de adolescentes quisieron ser como ellos y, sobre todo, ‘meterse’ en su cabeza.
Ahora hay pocas melenas, pero abundan los diseños juguetones, los cortes mohicanos, las sienes rapadas, las nucas talladas, las patillas crecidas… la feliz anarquía.
Y la moda es más moda que nunca: fugaz, efímera. Los futbolistas están empeñados en cambiar su aspecto semana a semana, partido a partido. Si antes las cábalas peloteras consistían en rezarle a algún santo, usar la misma camiseta todos los partidos, entrar a la cancha solo con el pie derecho, hoy consisten en nunca repetir un corte de pelo, en nunca lucir de la misma manera.
Uno de los primeros creadores de tendencia fue, sin duda, el mediático David Beckham. Casado con Victoria, una ex Spice Girl, pronto vio que podría sacar más dinero de su imagen que de su talentoso pie derecho. Mal no le fue.
Y, en el Perú, los fugaces ‘Cuatro Fantásticos’ ganaron más fama por su ‘look’ que por su fútbol: Vargas, Pizarro, Farfán y Guerrero fueron ídolos, más que en una cancha, en las peluquerías y en los salones de tatuajes.
Y hoy, en nuestro modesto campeonato local, los cortes de Ballón, ‘Cuevita’, Ruidíaz, ‘Toñito’ Gonzales o Alexi Gómez llaman más la atención que sus jugadas. ¿Y si los rapamos a todos?
Por: Gonzalo Pajares (gpajares@peru21.com)
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