La violencia reapareció en Ferguson (Misuri, Estados Unidos) donde varias tiendas fueron saqueadas y uniformados dispararon gases para contener protestas alimentadas por un confuso informe oficial que sugería que el joven afroamericano abatido hace una semana por la Policía era un ladrón.
Decenas de personas saquearon tiendas durante la madrugada, horas después de que la Policía asegurara en un reporte que Michael Brown, de 18 años, era sospechoso de robo.
Este señalamiento volvió a desatar la cólera en la ciudad, ubicada en los suburbios de St. Louis, escenario de violentos disturbios en la última semana y que parecía haber retornado a la calma tras un relevo en el mando policial.
Pero la difusión del reporte oficial que hace aparecer a Brown como sospechoso de robar una tienda, exaltó los ánimos de nuevo.
En el informe, la Policía de Ferguson vinculó al joven con un robo de cigarros ocurrido 20 minutos antes de que fuera abatido, a plena luz del día.
La Policía también difundió imágenes de las cámaras de seguridad en las que se ve a un hombre vestido como Brown, con varios paquetes en una mano. Al salir, empuja a un hombre que parece querer detenerlo, antes de voltearse e intimidarlo.
La familia de Brown se declaró “escandalizada” por estas versiones de la Policía destinadas, según ella, a “responsabilizar a la víctima y desviar la atención”.
El autor de los disparos fue identificado como Darren Wilson, un agente que llevaba seis años en la Policía y que, según esta, nunca tuvo problemas disciplinarios.
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