Tristeza y conmoción marcaron este domingo el sepelio del candidato a la Presidencia de Brasil por el Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos, muerto el miércoles en un accidente aéreo.
Unas 160,000 personas, según estimó la policía militarizada, asistieron al velorio del político socialista y acompañaron el cortejo fúnebre, que recorrió unos dos kilómetros hasta el cementerio Santo Amaro, en la región central de su ciudad natal, Recife.
El líder socialista, de 49 años, fue sepultado junto a los restos de su abuelo, Miguel Arraes, un mítico líder izquierdista muerto al igual que su nieto un 13 de agosto pero de 2005.
Al grito de “Eduardo, guerrero del pueblo brasileño”, la multitud entonó el himno nacional, aplaudió y ovacionó al candidato a la Presidencia, quien marchaba tercero en las encuestas previas a las elecciones de octubre próximo, con cerca del 9% de las preferencias.
Al momento de ser enterrado, una lluvia de flores cayó sobre la sepultura y estallaron sendos fuegos artificiales.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. quien disputará la reelección en los próximos comicios, y el expresidente Lula da Silva se hicieron presentes durante las ceremonias fúnebres. Ambos fueron objeto de abucheos y también de aplausos mientras saludaban a los familiares de Campos.
También fueron sepultadas hoy las otras seis víctimas del vuelo accidentado —cuatro asesores y dos pilotos—. La aeronave en la que viajaban se estrelló en la ciudad de Santos, en el litoral de Sao Paulo, por causas que se investigan.
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