Este domingo, al menos 14 personas murieron en un ataque suicida contra la residencia de un miembro de la asamblea local en Jalalabad, en la provincia de Nangarhar, el este de Afganistán.
Es el segundo ataque de importancia que afecta en menos de una semana a esta ciudad. El miércoles un ataque contra el consulado paquistaní en Jalalabad dejó siete muertos, y fue reivindicado por el Estado Islámico, ya no solamente implantado en Siria e Irak, donde ocupa varias zonas, sino también en Afganistán.
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Hasta el momento el Estado Islámico no ha reivindicado este último atentado suicida. Contactado por la agencia AFP, el portavoz de los talibanes, Zabiula Mudjahid, aseguró por su lado que su organización no es responsable del ataque, que se produce en vísperas de una nueva reunión en Kabul para impulsar un proceso de paz entre el grupo talibán y el gobierno.
“Catorce personas murieron y 13 resultaron heridas”, indicó Najibullah Kamawal, director de los servicios sanitarios de la provincia de Nangarhar, cuya capital es Jalalabad.
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El ataque tenía como objetivo la casa de Obaiduala Shinwari en Jalalabad y se produjo en un momento en que en la residencia se celebraba una asamblea de líderes tribales.
Obaiduala Shinwari salió ileso, pero su hermano y su padre murieron y Malik Usman Shinwari, un representante comunitario partidario del gobierno de Kabul fue herido.
La poderosa tribu de los Shinwari está muy presente en la provincia de Nangarhar y particularmente en los distritos fronterizos de Afganistán con Pakistán.
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