08.MAY Miércoles, 2024
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Rafael Ricalde, 20 años alegrando vidas con juguetes de madera

Vende sus piezas de madera en ferias y quiere demostrar que su arte no está en peligro de extinción.

Rafael Ricarde, 20 años alegrando vidas con juguetes de madera. (Roberto Cáceres)
Rafael Ricarde, 20 años alegrando vidas con juguetes de madera. (Roberto Cáceres)
Ivan Atilano

Ivan Atilano

@ivan_gav

A pocos días de Navidad, varios padres tratan de conseguir con desesperación esos teléfonos inteligentes o esas tablets que tanto les han pedido sus hijos y que serán sus nuevos juguetes. Luego de recibir tales regalos, los pequeños se encerrarán por horas con sus aparatos electrónicos, y se aislarán de su entorno familiar y social.

En medio de este escenario frívolo aparece Rafael Ricarde, un juguetero que nos devuelve la esperanza de que los juguetes tradicionales, esos que unen a niños y adultos, no son parte del olvido y siguen vigentes.

LOS JUGUETES DE AYER Y SIEMPRE
Rafael fabrica juguetes de madera. Su pasión por ellos comenzó en el colegio, cuando cursaba la primaria. Perteneció a una escuela experimental en Barranco. “Teníamos un huerto, criábamos gallinas y había talleres de carpintería. Ahí conocí a unos profesores que hacían juguetes de madera y eso fue lo que me encantó”, cuenta.

En la universidad estudió Economía, pero nunca la ejerció. Su vocación de servicio social lo llevó a ser director de un Centro de Protección Infantil fuera de Lima, donde llevó a cabo un taller de carpintería menor con los niños. “Mientras les enseñaba, comencé a recordar los sueños de mi infancia”, manifiesta con emoción. Luego de 17 años, dejó su trabajo y volvió a Lima.

Rafael encontró en la fabricación de juguetes de madera un mercado poco explorado, pero con buena demanda. “Muchos adultos los compran por nostalgia. Es que un juguete de madera te transporta, saca tu niño interior. Mientras que otros lo usan como excusa para interactuar con sus hijos, en una época donde cada vez la comunicación con ellos es más difícil”, afirma.

Rafael sueña con dejar un legado, llevar el arte de la juguetería a más personas y que no se pierda debajo de las arenas del tiempo. Por eso quiere compartir sus conocimientos. Dicta talleres gratuitos a niños, donde pinta con ellos. “Estos pequeños se quedan maravillados cuando ven los juguetes de madera, los pintan y decoran de mil maneras, y demuestran su enorme creatividad”.

Rafael dice que tienen un espíritu. Quizás esa energía en sus palabras no sería posible sin su esposa. Nanita, como le dice de cariño, es la que les da color a sus días, literalmente. Ella es la encargada de pintar los juguetes. Juguetes tradicionales, juguetes de ayer y siempre, que gracias a personas como Rafael no se extinguirán.

(ivan.atilano@peru21.com)


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