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LuchaLibro 2015: María Gracia Echevarría, la participante más joven del torneo

‘Funky’ llegó hasta las semifinales de la competencia. Ahora prepara los cuentos que se ganó el derecho a publicar al quedar entre los primeros.

(César Fajardo)
(César Fajardo)

Uno de los primeros poemas a los que María Gracia Echevarría (19) prestó su completa atención fue Yo no me río de la muerte, de Javier Heraud. Ella cursaba el colegio aún y de pronto sintió un crash que la hizo despertar: luego empezó la aventura de querer leer más de Heraud, investigar otros autores y, finalmente, el deseo de escribir. Años después, Echevarría recibiría una llamada en la que le dirán que ha quedado entre los 16 seleccionados del torneo de improvisación literaria LuchaLibro. Lo primero que haría es preguntar por uno de sus amigos. “Quería saber si él había quedado también”, cuenta mientras se sienta como un buda sobre su cama y abre su laptop.

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María Gracia Echevarría o ‘Funky’, su seudónimo en el torneo, había enviado un cuento a la preselección de LuchaLibro con el único fin de acompañar en la vergüenza a un amigo. Su amigo no pasó.

Su cuento era sobre un transexual que secuestra a una chica por estar obsesionado con ella. “Él estaba enamorado de ella cuando eran chibolos y, en el momento en que iban a tirar, la chica le dijo que era leca. Luego de varios años, él la secuestra y le dice que él, por amor, se volvió mujer, porque a ella le gustaban las mujeres. Cuando le quita la mordaza, ella le dice: yo no soy la flaca de la que me hablas. Es súper simple el cuento”.

A pesar de sus seis tatuajes, sus pantis rotas y algunos colores que pasan por su cabellera, Echevarría parece una chica tímida que está en busca constante de canales para desfogarse, para dejar de lado su timidez. Uno de esos canales fue LuchaLibro.

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APRENDIZAJE
En el torneo aprendió a controlar sus nervios, saber lo que es estar bajo presión: el tiempo, las ideas, el jurado, el público. En el último round, contra ‘La Careloca’, Echevarría tendría una de sus mejores lecciones: aprender a manejar la frustración. ‘La Careloca’ fue la ganadora. Momentos antes de salir al escenario, ella, con su apariencia de ser una chica desenfadada y desinteresada por todo, sintió cómo los nervios la boicoteaban. “Estaba jodidamente nerviosa. Mis manos estaban temblando y me repetía cada 30 segundos ‘la voy a cagar, la voy a cagar’. Por un momento sudé frío”. dice. Igual debía salir a enfrentar al público. Y es que tal vez, paradójicamente, volvió a su cabeza el poema que la hizo pensar en escribir: “Yo nunca me río de la muerte. Simplemente sucede que no tengo miedo de morir entre pájaros y árboles”.

Por Christian Saurré (christian.saurre@peru21.com)


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