08.MAY Miércoles, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
Clasificados

“El borrador de sellos” - Jorge Huaranca

“Había muchachos de mi edad y mayores que se recurseaban de distintas formas: cargadores de bultos o borradores de sellos. Me llamó la atención lo segundo, borrar sellos”

(Inés Menacho)
(Inés Menacho)

La verdad que la edad exactamente no me acuerdo. Lo único que sé es que de chibolo tenía la necesidad de apoyar en mi casa. Para ese entonces vivía con dos padres, mi mamá había conseguido alquilar un puesto en el mercado Santa Rosa, que quedaba como a 10 cuadras de mi casa, yo la ayudaba en el puesto, al igual que mis hermanas. De ahí salió la idea de vender marcianos, pero a la hora de la hora me puse indeciso. Al final me armé de valor y salí con mi caja de marcianos. Ganaba poco pero peor era nada. Un día, caminando por varios lugares, llegué al penal Castro Castro y ahí vendí un poco más. Luego me encontré con una señora que me dijo: “Hijo, debes venir los miércoles y sábados que son días de visita, hay bastante gente”. Así lo hice, fue un miércoles temprano y sí, pues, había mucha gente, pero la gente más se preocupaba en entrar rápido y comprar cosas para el interno. Caminando y caminando fui viendo bastante recurso. Había muchachos de mi edad y mayores que se recurseaban de distintas formas: cargadores de bultos o borradores de sellos. Me llamó la atención lo segundo, borrar sellos. Averigüe cómo era toda la chamba y listo, fui al puesto de mi mamá y le dije que el miércoles iba a ir al penal a borrar sellos. Mi mamá me hizo varias preguntas pero al final me dio el okey. Compré mi algodón y champú y así, los días de visita iba borrando sellos. Cuando lo hacía la pregunta era: “Cuánto cobras” y yo respondía, les decía “su voluntad” y me pagaban 20, 30, 50 céntimos. A veces te daban 1 sol. Ahí era cuando me ponía más feliz; ycuando me daban 10 céntimos, en mi mente decía “viejo tacaño”. Como todavía era pequeño, si me ponía a cargar bultos me daban 50 o 1 sol porque no podía cargar mucho. Un día, una señora me encargó unos perfumes porque estaba prohibido el ingreso de esas cosas al penal y a la hora de salida se los devolvería y me iba a pagar, pero a eso del mediodía me dio hambre y fui al puesto de mi mamá a comer. De vuelta al penal olvidé los perfumes en el puesto de mi madre y unos muchachos que trabajaban como yo me dijeron que la tía se había confundido de penal y me estaba buscando, la verdad no me acuerdo qué hice con sus cosas. Después decidí ir a Luri.

[“Más que un cadáver exquisito” – Creación colectiva]

Borré poco, había bastante competencia, unas colazas para entrar y señores y chibolos que venden cola a las visitas. Empecé a hacer cola y a venderlas, pero no era fácil; los tombos te botaban porque les maleábamos su chamba. Ellos hacían entrar directo sin hacer cola y les cobraban de 15 a 20 soles, en cambio nosotros, depende donde estuviera la cola, pero eran como 2 o 3 soles. Me fui a cargar bultos a la tranquera donde dejan los taxis a los visitantes. Gracioso, porque éramos como 15 punteros que estábamos parados corriendo cuando venía un carro a la puerta. A veces venían 2 o 3 carros a la vez y yo me fijaba dónde había bultos y así era. Para estas cosas tienes que ser mosca.

Solo pensaba escribir mi historia como borrador de sellos pero al final me fui acercando y empecé a escribir sobre todo esto que hacía de chibolo.


Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.

Tags:

Cheka