Este año no podía acabar con una mejor noticia: acaba de anunciarse el proyecto de Max Hernández-Calvo, quien presenta a los artistas Gilda Mantilla y Raimond Chaves como representantes peruanos en la próxima Bienal de Venecia. Una noticia sin precedentes, y un reconocimiento necesario para el curador y la dupla.
Si de exposiciones se trata, destaca “José Gil de Castro. Pintor de los libertadores”, del MALI. Es el proyecto modélico por la investigación que ha significado, la coordinación internacional y el aporte a lo que conocemos como pintura republicana.
En el espectro historiográfico, la reedición de “Tensiones generacionales”, por parte de Alfonso Castrillón, fue uno de los hitos de 2014, y puso, nuevamente, sobre la mesa esta serie de exposiciones sobre arte peruano del siglo XX. Además, vale la pena mencionar el libro “Crónicas del paraíso”, de Christian Bendayán, el cual incluye textos de Manuel Cornejo, Giuliana Vidarte y Alfredo Villar, y significa una mirada amplia sobre el arte amazónico.
Fuera del espacio institucional, el 2014 también significó iniciativas como Bisagra, elgalpon.espacio, Casa Pausa, Un espacio, Crucero y La Polaca, que demostraron el poder y la gravitación que pueden tener iniciativas independientes, y muchas veces autogestionadas.
Por otro lado, ¿vale la pena seguir apostando por concursos de arte? ¿Acaso necesita un replanteamiento Pasaporte para un Artista? ¿Tienen alguna importancia los salones de arte del Icpna? Frente estas interrogantes, la Municipalidad de Miraflores organizó el Concurso de Arte Contemporáneo Joven. Este certamen permitió conocer la obra Katherinne Fiedler. Su obra recibió un primer lugar, y esta artista merece toda nuestra atención.
Por David Flores-Hora (@escuelademarte)
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