Pakistán ejecutará a unos 550 condenados por terrorismo en las próximas semanas y ampliará su ofensiva contra los talibanes por todo el país, tras la masacre en una escuela de Peshawar, donde yihadistas asesinaron más de 100 niños hace una semana.
El Ministerio del Interior pakistaní prevé que en las próximas dos o tres semanas unos 500 sentenciados sean ejecutados tras haber rechazado sus peticiones de clemencia el presidente del país, Mamnoon Hussain.
El ministro del Interior, Chaudhry Nisar Alí Khan, afirmó que Pakistán se encuentra “en estado de guerra”, un conflicto “interno” y “no una guerra de fronteras”, porque “los militantes y sus simpatizantes (de los terroristas) se parecen a nosotros y viven con nosotros”.
Otros 55 condenados serán ahorcados en los próximos días tras rechazar el presidente sus súplicas de clemencia y autorizar las ejecuciones, aseguró la portavoz de la presidencia pakistaní, Sara Mehmood.
[Pakistán: ONG condenan ejecuciones tras masacre]
Estas peticiones llevaban pendientes desde 2012 ya que el anterior presidente, Asif Ali Zardari, ni concedió ni rechazó la clemencia, declaró la portavoz.
REFUERZA OFENSIVA
Las fuerzas de seguridad pakistaníes detuvieron desde el sábado a más de 600 personas en Islamabad por su supuesta relación con actividades terroristas en una operación conjunta del Ejército, la Policía y los servicios secretos.
Las detenciones forman parte de la respuesta del Gobierno de Pakistán al asalto a una escuela el martes pasado en Peshawar (noroeste) en el que murieron 132 niños y doce empleados del centro y que fue reivindicado por un grupo talibán.
Tras ese ataque, el Gobierno del país asiático levantó la moratoria vigente desde 2008 para la ejecución de penas de muerte, y el fin de semana fueron ahorcados seis condenados por terrorismo en varias cárceles.
El principal grupo talibán pakistaní, el TTP, reivindicó el ataque de Peshawar y lo justificó señalando que fue una respuesta a la operación militar que inició en junio el Gobierno en áreas tribales de Waziristán del Norte y en octubre extendió a Khyber, en la que han muerto más de 1,100 supuestos insurgentes.
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