El Oktoberfest, la Fiesta de la Cerveza que se realiza en Múnich, Alemania, empezó el último sábado con su tradicional desfile de carrozas y trajes tradicionales que llenó de color y música las calles de la ciudad del sur alemán.
Cerca de 9 mil hombres y mujeres, ataviados con trajes históricos de Alemania, Austria, Italia, Eslovenia, Serbia y Polonia, participaron en el cortejo festivo al son de bandas de música.
El desfile, que se precia de ser uno de los mayores del mundo de trajes tradicionales, tuvo carrozas cubiertas de flores en las que viajaban el primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, y el alcalde de Múnich, Dieter Reiter.
El alcalde Reiter inauguró el último sábado los festejos al abrir el primer barril de cerveza con dos golpes de martillo.
“Múnich ha pasado días turbulentos”, reconoció el presidente de la organización del desfile, Karl-Heinz Knoll, en declaraciones a la televisora ARD. “Muchos llegaron un día antes”.
Entre lo más destacado del desfile se encontraba una diligencia que llevaba antiguamente el correo entre Múnich y la austriaca Innsbruck. También marcharon tamborileros, bailarines acrobáticos, portadores de banderas, cazadores y miembros de gremios de antiguos oficios de Múnich.
El desfile tiene una tradición de casi 200 años. La procesión de siete kilómetros de largo está encabezada por una mujer joven vestida como “Münchner Kindl” o “Niña de Múnich”.
Hasta el 4 de octubre se espera que cerca de seis millones de personas acudan al “Oktoberfest” para degustar las tradicionales jarras de un litro de cerveza.
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