Sudáfrica recordó este viernes el legado de reconciliación y servicio de Nelson Mandela, cuando se cumple un año de la muerte del primer presidente negro del país y símbolo de la lucha contra el apartheid.
La viuda de Mandela, Graca Machel, y compañeros de lucha contra dicho régimen segregacionista como Ahmed Kathrada, realizaron una ofrenda floral a los pies de la estatua dedicada al expresidente en la pradera frente a los Union Buildings, los edificios del Gobierno en Pretoria.
“No hay una sola persona o institución que pueda reivindicarse como custodio del legado de Mandela”, dijo Machel, al recordar la universalidad de los valores que representó Madiba, como se conoce popularmente al expresidente.
Pese a estar abierto al público, solo unas decenas de sudafricanos se acercaron a los Union Buildings, donde hace poco menos de un año cientos de miles de personas desfilaron ante el féretro de Mandela para darle su último adiós.
Además, un servicio multirreligioso tuvo lugar en una colina de Pretoria dedicada a los combatientes de la lucha contra la segregación racial.
Ron Martin, un jefe de la comunidad khoisan, ofició al amanecer un ritual consagrado a los ancestros de Sudáfrica, quemando unas hierbas dentro de un cuerno de kudú, un antílope africano.
Tras esta ceremonia se celebraron rezos cristianos, hindúes, musulmanes, judíos e incluso rastafaris, de acuerdo con un espíritu ecuménico que refleja la diversidad de las comunidades del país y la universalidad de la lucha antirracista del ex presidente Mandela.
En Qunu, la localidad del sureste del país donde creció y está enterrado Nelson Mandela, hubo una ceremonia llena de discursos, música y baile tradicional con la que rindieron homenaje al hijo pródigo del pueblo.
Por estos días, la moda en Sudáfrica es tatuarse la cara de Nelson Mandela. (AFP)
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