Tras los llamamientos de 150 líderes mundiales en la cumbre COP21, los negociadores de un acuerdo contra el cambio climático entraron este martes de lleno en las discusiones para pulir un borrador plagado de obstáculos.
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“Pido a las delegaciones hacer gala de creatividad y flexibilidad” declaró el canciller de Francia, Laurent Fabius, al abrir las sesiones en las afueras de París, sede de la conferencia sobre el cambio climático (COP21).
Las 195 naciones tienen oficialmente hasta el próximo viernes 11 diciembre para alcanzar un acuerdo en esta COP21 que quiere ser histórico.
El texto final de la COP21 debería contener compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y para una transición energética, de combustibles fósiles a renovables, de aquí a mediados de siglo.
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La ambición es que esos objetivos sean claros y verificables, y que los países ricos estén dispuestos a transferir dinero y tecnología a los países en vías de desarrollo, y que todos acepten métodos de control mutuo.
Queda además pendiente definir qué partes de este acuerdo de la COP21 —que debe ser aceptado unánimemente por todos los participantes— son jurídicamente vinculantes, un tema que puede hacer naufragar todo el intento.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par de China, Xi Jinping, instaron a hallar una causa común en dos semanas de negociaciones de la COP21 destinadas a reducir la dependencia de los combustibles fósiles que sufre la economía global.
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La mayoría de los científicos dicen que la ausencia de medidas radicales en París llevaría al mundo a enfrentar temperaturas promedio mucho mayores, provocando más tormentas, sequías y el incremento de los niveles de los mares por el derretimiento de los cascos polares.
Ante estas proyecciones, los líderes de las naciones responsables de cerca del 90 por ciento de las emisiones de C02 en el mundo llegaron a la COP21 con compromisos para reducir su producción nacional de gases de efecto invernadero, aunque en niveles diferentes.
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