Las cámaras no lo incomodan. Sabe que esta ‘fama’ es momentánea. No se marea como aquellas ‘estrellitas’ del fútbol local que al mirar un flash ya se creen Neymar. Remigio Huamán Quispe declara, foto por aquí, entrevista por acá. Hacemos cola para conversar con él.
‘El hombre que nunca se cansa’ corrió en simultáneo con miles de atletas en varios países del mundo en la maratón Wings for Life. Media hora después de su partida, un auto largaba para intentar alcanzarlos a una velocidad que kilómetro a kilómetro iba aumentando para poder eliminarlos conforme iba alcanzando a los atletas. El último en ser eliminado por el ‘Catcher Car’ es el ganador de la maratón.
Y haber sido segundo a nivel mundial en esta carrera le cambió la vida y le brindó a él –y a su hijo mayor John- la posibilidad de pasear en helicóptero en Austria, conocer las playas de Hawái y Rio de Janeiro e incluso, de saltar –él dice que sin miedo- de un paracaídas en Los Ángeles.
Sin embargo, Remigio aún no cree todo lo que le está pasando. Y su mamá, menos. “Vivimos en Atalla, Huancavelica. Y cuando vio a tantas personas tomarme fotos y grabarme me dijo que tenga cuidado, que de repente me podían vender. Todavía no entiende bien lo que soy”, sonríe Remigio al contar esto, mientras observa a la nada, como recordando aquellas épocas en las que correteaba a los animales de su chacra para que no se escapen o como cuando iba a la orilla del río Ichu a buscar sandalias para poder usar las suelas y pegarlas a sus zapatillas para entrenar. “Cada vez que me veían correr con esas, decían ‘ahí viene Remigio con sus 4×4’”.
Es que no había para más. El dinero escaseaba en su hogar, tanto que a su madre le molestaba tener que vender sus corderos y gallinas para solventar sus unas zapatillas adecuadas para correr y sus viajes para competir. Claro, todo sin imaginar que su hijo pasaría de un momento a otro de ganar un plato de tallarines por ganar una carrera, a un cheque por s/.11 mil por ganar otra.
Todo valió la pena. Ahora Remigio puede solventar los estudios de sus tres hijos, devolverle los animalitos a su madre y terminar la carrera de Educación Primaria que inició en la Universidad de Huancavelica. “Quiero enseñarle a los niños. Buscar talentos en mi tierra para que aprendan este maravilloso deporte”, sueña Remigio, con la misma pasión con la que corre por su querida Atalla.
SABÍA QUE
- Wings for Life se corre en simultáneo en distintos países del mundo. Media hora después de la partida, un ‘carro meta’ sale para ir eliminando atletas. Kilómetro a kilómetro, el vehículo aumenta su velocidad. El último en ser eliminado es el ganador.
Por: Renzo Norvani (renzo.norvani@peru21.com)
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