Esteban Acuña
@estebanbigotes
El pasado jueves 16 de marzo, cerca de las 8 y media de la noche, Alejandrina Hilario Segovia y toda su familia se disponían a dormir en la casa que sus padres habían construido hace 20 años, en Carapongo, Chosica.
Se había ido la luz, todo estaba oscuro. Lo único que queda por hacer era irse a dormir, pero los gritos de sus vecinos comenzaron a oírse cada vez con mayor fuerza: el río Rímac se había desbordado.
Aunque Hilario Segovia no podía ver casi nada, subió al tercer piso donde dormían sus padres con su hija y los despertó. También alertó a sus hermanos. Tenían que escapar.
Corrió con toda su familia en dirección al cerro para estar a salvo. Durmieron a la intemperie. Regresaron al día siguiente con la esperanza de ver su casa en pie, pero no.
“Parece un sueño todo, pensé que no había pasado, pero cuando vinimos acá y vimos la casa destruida, se nos partió el alma (…) No pudimos sacar nada de nada, nos quedamos con lo puesto. La casa soportó dos días hasta caerse por completo”, cuenta acongojada esta mujer de 30 años.
Hilario Segovia dice que cuando la casa se cayó, su padre [de 55 años de edad] se puso triste y quería subirse al techo de la vivienda y no salir; y lloró, “porque es el esfuerzo de toda una vida”, expresó.
Dos días después de la tragedia, la familia Hilario fue trasladada hasta el albergue temporal Los Alamos, uno de los diez que levantó la Municipalidad de Lima en esta zona como ayuda a los damnificados por los huaicos.
“Ahorita estamos en la calle, en carpas, no tenemos ayuda de nadie, no sabemos qué hacer realmente. Ya vienen las clases, nuestros hijos van a estudiar, y no sabemos qué hacer”, dice Alejandrina Hilario, preocupada.
Ella, al igual que muchos vecinos de la zona, responsabilizan al consorcio Rutas de Lima por la destrucción de sus casas. La empresa habría debilitado un muro de contención en la construcción de la ‘Nueva Autopista Central’.
“La casa se lleva todos nuestros recuerdos, hemos crecido aquí prácticamente, hemos formado nuestra familia, nuestros niños han crecido acá”, dice Alejandrina Hilario.
Ella atendía su tiendita. Su padre trabajaba su local de carpintería. Su madre se dedicaba a su chacra. Y su hermana vendía los productos que cosechaban en el mercado. Veinte años de esfuerzo derrumbados de la noche a la mañana.
Este es el testimonio de la familia:
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Fiscalía de #Piura seguirá cerrada tras inundación por desborde del río [#Fotos] https://t.co/cbbRvCBPiT pic.twitter.com/XBbjvN1AU3
— Diario Perú21 (@peru21noticias) 2 de abril de 2017
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