07.MAY Martes, 2024
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El Planetario: Conoce más del local de raspadillas que nos salva del calor

El nombre se lo deben a un niño cliente, quien comparó la antigua presentación de la raspadilla con la estructura del Planetario de Lima.

El Planetario, fiesta de hielo y fruta. (Percy Ramírez)
El Planetario, fiesta de hielo y fruta. (Percy Ramírez)
Pablo Vilcachagua

Pablo Vilcachagua

@pablovil

Un poco de hielo granizado acompañado de los sabores justos de frutas de la temporada puede convertirse en la fórmula precisa para darle batalla al calor del verano, que parece no dar tregua en ningún momento. La raspadilla es ese pequeño dulce al cual es imposible decirle no.

NEGOCIO FAMILIAR
Una crisis se puede convertir en una oportunidad. Eso lo sabe muy bien Emilio Bravo, un mecánico que tras perder su trabajo en la Fuerza Aérea del Perú en 2004, luego de más de 20 años, se le ocurrió vender raspadillas. Cambiaría las tuercas y metales por el arte de raspar el hielo, licuar las frutas y atender al público.

Emilio tuvo la suerte de contar con su mejor aliada al emprender esta aventura. Su esposa Olga Melgar se convirtió en el empuje que necesitaba para lanzarse en el negocio.

En un pequeño local de la cuadra 4 de la avenida Castilla, Chorrillos, se instalaron con una mesa, una máquina para hacer la raspadilla y una congeladora. A la venta se les unieron sus hijos Emilio y Andrea, quienes, pequeños aún, poco a poco se convirtieron en expertos a la hora de servir las bolitas de hielo y fruta. Así nació El Planetario.

Fresa, mango y tamarindo fueron los tres sabores iniciales. Ahora, casi 12 años después, los clientes ya pueden escoger entre 10 frutas, una más dulce que otra.

Aparte de resaltar los productos naturales con los que trabajan, Emilio explica el crecimiento de su negocio. Cuenta sobre la visita del famoso Gastón Acurio en 2009 para grabar un capítulo de Aventura culinaria. “Desde el día siguiente que se emitió el programa el número de gente creció”, explica, mientras le sonríe a su esposa, emocionado.

En 2010 irían a Mistura donde el negocio encontraría un nuevo envión. Aumentarían las manos y, con ello, la segunda máquina. El sabor, eso sí, permanecería intacto. Por ahora, los chorrillanos pueden estar tranquilos. Mientras El Planetario esté abierto, la batalla al calor está controlada.


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