Doris Herrera trabaja en el cine buscando un final feliz

Los protagonistas del cine no solo están en la pantalla o en la cartelera. Doris Consuelo Herrera Gallegos trabaja desde hace un año y cuatro meses en el área de chocolatería: venta de canchita, gaseosas, dulces, entre otros artículos, del Cine Star de la avenida Benavides.

Ganó concursos de matemáticas durante los tres últimos años de estudios en el colegio, quería estudiar Matemática como carrera y tal vez algún día enseñar.

El factor económico fue un impedimento.

Trazó su nuevo rumbo: las ventas. Su madre tuvo un negocio y ella quiere seguir sus pasos. Para llegar a la meta, ha trabajado en varios establecimientos y hoy atiende al público que va a las salas de cine.

Parece tímida, de voz baja y mirada desconfiada, pero firme en su labor. “Mi trabajo es que el cliente se sienta a gusto, que su momento en el cine sirva para que pase un buen rato, lejos del estrés. Y que también inculque a su familia el arte del cine”, dice Doris.

Precisamente, esa vocación de servicio la hace pensar en tener su negocio propio y dar trabajo a otros.

POR UN FINAL FELIZ
Doris no solo piensa en ella. Tiene una hermana especial de más de 40 años y vive con su papá, que ya es una persona anciana. No pasan el mejor momento.

Su mamá falleció hace tres años y sus recuerdos aún afectan a la familia. “Mi única preocupación es mi hermana, que la tengo delicada. Por ella quisiera hacer un montón de cosas, para darle calidad de vida.

“Necesita un especialista que la pueda tratar. Estamos acudiendo a distintas instituciones para que nos ayuden, en mi casa vemos que se está deteriorando un poco más su salud”, cuenta.

Doris sabe que los problemas son una piedra en el camino que hacen madurar.

A ella le gustan las películas de acción, pero que terminen en un “bonito final”. Su vida es como una película, pero no todo está escrito, y Doris lucha por ese final feliz.

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