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Opinión

“…lo contrario al principio de injerencia es indiferencia justificada por estatutos desfasados”.

Se equivocaron quienes redactaron en la Carta Interamericana de la OEA al plantear la defensa de la democracia en América Latina prohibiendo la intervención para salvar vidas. Esta organización debería emular la forma cómo la Unión Africana ha asumido el dilema entre el derecho a la soberanía versus el de responsabilidad de proteger a poblaciones, víctimas de agresiones, para garantizar la vida y la seguridad.

En 2002, la Unión Africana agregó al principio de no intervención de su carta fundacional el concepto de intervención humanitaria, en lo que han llamado la responsabilidad de proteger a poblaciones víctimas de la violencia, el terror o cualquier tipo de situación que atente contra su supervivencia.

La responsabilidad de proteger nace de la noción de que países africanos están obligados a intervenir cuando estados soberanos no protegen a sus propios ciudadanos o bien por ser dictaduras violentas o por ser estados fallidos con sistemas de gobierno disfuncionales.

A partir de este principio, tropas africanas entraron a Burundi en 2003; a Sudán, una zona de Darfur, en 2006, por el genocidio del régimen islamista contra cristianos; a Somalia en 2007 hasta hoy, en donde hay soldados de varias naciones africanas para proteger a su endeble gobierno de terroristas, Señores de la Guerra, etc.

Es hora de que América Latina adopte el principio de responsabilidad de proteger, pues lo contrario al principio de injerencia o intervención es indiferencia justificada por estatutos desfasados que provocan derramamiento de sangre y crisis humanitarias, como las que hoy padece el pueblo venezolano.


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