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"Tuve un paciente que quería ser como Brad Pitt"

“Hoy, a los hombres, hacerse una cirugía plástica hasta les da prestigio”, nos dice César Morillas, quien hará de su clínica un espacio integral de buena salud.

Foto: Rodrigo Málaga.
Foto: Rodrigo Málaga.

César Morillas,Cirujano plástico
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Es el más mediático de nuestros cirujanos plásticos. Discípulo de Ivo Pitanguy (el mejor cirujano plástico del mundo), César Morillas celebra 35 años en el oficio.

Mucho extranjero viene al Perú a hacerse una cirugía plástica…
El precio es un factor, pero los cirujanos plásticos peruanos estamos bien catalogados en el mundo. Además, por la buena situación económica, el turismo y la gastronomía, el Perú se ha convertido en un destino atractivo para los extranjeros, quienes aprovechan sus visitas para hacerse alguna cirugía plástica. Entre el 30 y el 35% de mis clientes son de EE.UU. y Europa.

¿Cuál es el modelo de belleza de los peruanos?
Siempre pensamos en lo anglosajón, queremos ser blancos, con nariz respingada y rostro afilado. Por ello, varios cirujanos, presionados por sus pacientes, quieren cambiarles el patrón físico. Dentro de cada grupo étnico hay belleza. Si solo nos dedicamos a moldearlo, vamos a sacar belleza. Por ejemplo, a Naomi Campbell no le podemos hacer una nariz anglosajona, quedaría huachafa.

Pero, si un paciente mestizo le exige transformarlo al patrón anglosajón, ¿qué hace?
Le digo “no”. Acá llega gente con unas expectativas muy altas. El cirujano plástico debe ser 80% médico y 20% psicólogo, y debe ser capaz de decir “no”. En el mundo –y en el Perú– hay cada vez más problemas psicológicos, cada vez más problemas de depresión. El cirujano debe estar atento a las expectativas del paciente y ser claro con él: hay umbrales a los que no se puede llegar. La dismorfofobia es un síndrome psicológico por el cual la persona nunca está de acuerdo con su apariencia, con su grupo étnico; es un paciente que va de cirujano en cirujano y nunca queda contento. Hoy, así como pedimos exámenes de sangre y orina, también pedimos un perfil psicológico del paciente, que nos indique si está en condiciones de aceptar su nueva imagen.

¿Qué se operan las peruanas?
La nariz. Luego buscan el rejuvenecimiento facial. Después viene el pecho, hay un boom de prótesis de senos. Más tarde vienen las prótesis de los glúteos. Debo de haber operado 4,600 narices, estoy postulando al Récord Guinness; en un día he llegado a operar hasta seis narices. De cada 100 operaciones que hago, 20 son de nariz.

Una mujer llenita es hermosa…
Lo sé, pero existen partes en el cuerpo que tienen una grasa no reciclable. Es decir, ellas podrían moldear mejor su cuerpo si les quitáramos esta grasa, pues no sale ni con dieta, ni con ejercicios, ni con nada. La mayoría de veces está sobre los glúteos. También aparece en los muslos, pero una vez que se quita no vuelve a aparecer.

De 10 cirugías, ¿cuántas son de mujeres, cuántas de hombres?
Cuando comencé, el 95% eran mujeres; el tabú era muy fuerte. Hoy, entre el 30 y el 35% de mis pacientes son hombres. Hoy, a los hombres, hacerse una cirugía plástica hasta les da prestigio.

¿Cuál es la transformación más extraña que le han pedido?
Han llegado hombres diciéndome: “Quiero transformarme en mujer”, pero ese no es mi campo, eso le corresponde al urólogo. Pero sí le he puesto prótesis pectorales (senos) a un varón. También han venido con una fotografía de Brad Pitt: “Doctor, quiero ser así” (risas). Recuerdo a un abogado de 45 años que vino con sus padres. Quería parecerse a Ricky Martin. Lo operé y, claro, no me salió Ricky Martin, sino Ricky Tosso (risas).

¿Reconstruye el himen?
No, eso lo hacen los ginecólogos. Pero sí operamos con frecuencia los labios mayores de la vagina, que muchas veces están hipertrofiados y causan muchas molestias.

¿Quiénes se operan más: los jóvenes o los adultos?
Varía. Los jóvenes se operan más la parte estética, la nariz. Entre los 25 y 30 años se operan los senos, se reducen el abdomen. La operación del rostro viene después de los 40 años. No hay parte del cuerpo que no se pueda operar. Ah, los cocineros se operan mucho pues quieren irse a trabajar al extranjero.

¿Qué hace: corrige, arregla, embellece…?
La cirugía plástica es estética y reconstructiva. Desde el punto de vista estético, embellezco; desde el punto de vista reconstructivo, corrijo. Acá operamos a muchos pacientes con labio leporino, algo que me da mucha satisfacción.

¿Cuál es su modelo de belleza?
La belleza debe ser física, psíquica y espiritual. Me gusta la armonía total: existen medidas para la cabeza, para el tronco, para las extremidades. Laura Huarcayo es una mujer armoniosa, y también lo es Leslie Shaw.

¿Operó a Leslie?
Ello lo dijo. Le he ayudado en varias cosas (ríe). A Karen Dejo, también.

¿‘Maju’ Mantilla, la reina de belleza, es su hechura?
Es, pero no puedo decirlo, más por ética (sic). Todo el mundo lo supo. Pasó cuando fue Miss Mundo.

AUTOFICHA

- Tengo 35 años de cirujano plástico; la clínica Morillas, 30 años. Sigo vigente porque investigo y viajo por el mundo a dar ponencias. El Perú tiene grandes cirujanos.

- Hay mucho cirujano informal. En la Sociedad Peruana de Cirugía Plástica somos 200 médicos. Sin embargo, en el país existen 700 clínicas.

- Por la buena situación económica, el turismo y la gastronomía, el Perú se ha convertido en un destino atractivo para los extranjeros que quieren hacerse una cirugía.


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