07.MAY Martes, 2024
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Silvana Leyton: Una pequeña maravilla para la que no hay cima imposible

Tiene solo ocho años, pero es más intrépida y valiente que un gigante. Conozca las proezas de esta experta escaladora.

DESTREZA. Silvana, sin miedo a la altura, llegando a la cima. (Percy Ramírez)
DESTREZA. Silvana, sin miedo a la altura, llegando a la cima. (Percy Ramírez)

Un día, Silvana y Juan Carlos, su padre, caminaban por las calles de Miraflores. Él necesitaba un espacio tranquilo donde trabajar. Entonces, decidió entrar a la primera cafetería que encontró.

Silvana, siempre inquieta, se levantó de la mesa y, fiel a su estilo, empezó a explorar el lugar. La cafetería no era el espacio principal del lugar, era un anexo: la gente no iba allí, precisamente, a vivir la “aventura del café”. No, allí se vivía otro tipo de aventura, una con más adrenalina, una que tenía como meta alcanzar el cielo… escalando una pared. Estaban en Pirqa, el paraíso de los escaladores limeños.

NIÑA RADICAL
Ese día la vida de Silvana Leyton, una niña que tenía entonces seis años, cambió radicalmente. Su padre buscaba un espacio tranquilo; ella encontró un objetivo: subir y subir, retarse y divertirse, y ser libre al hacerlo.

Cuando Juan Carlos levantó la vista, Silvana ya recorría un circuito de escalada previsto para niños mayores que ella y con entrenamiento previo, pero, ya lo sabemos, hay quienes han nacido predestinados para destacar en alguna disciplina, y en la palestra de escalada, Silvana estaba en su elemento. Allí todo fluía, todo le salía bien… otra vez, encontraba la libertad.

Silvana, en la palestra, es diestra y veloz, sube más rápido esas accidentadas paredes que niños de 10, 12 o 14 años. Allí, en la palestra, desarrolla su carácter, uno que está ligado a la aventura, la curiosidad y la adrenalina.

Su madre, Patricia Matto, nos lo explica: “A Silvana le gusta lo desconocido. Es muy competitiva, le gusta ganar siempre y quizá por eso se desenvuelve muy bien en espacios donde hay personas mayores que ella”.

Silvana, como es previsible, es una niña de carácter fuerte. A las muñecas las mira con distancia y para jugar prefiere una pelota de fútbol. Deportista como es, también ha hecho algo de tenis, un poco de skate y bastante karate, otro deporte que le gusta mucho. “La saqué del karate porque me parecía que ya hacía muchas actividades extracurriculares”, nos explica su madre.

¿Y cómo le va en la escuela a esta pequeña niña maravilla? “Las matemáticas le gustan, no tanto las letras, pero tiene un excelente oído musical”, nos dice Patricia, su madre, mientras nos cuenta que es una flautista talentosa capaz de reproducir con su instrumento favorito varias melodías con solo escucharlas.

Ni Patricia ni Juan Carlos son unos padres deportistas, así que el de Silvana es un talento natural que se ha ido afianzando con la práctica de los deportes que ha ido practicando a lo largo de su corta vida, el cual encontró en la escalada su máxima expresión.

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“Silvana es un espíritu libre, no tiene vocación para seguir las reglas y en otros deportes había demasiadas normas. Quizá por eso le gusta escalar, porque allí, si bien hay un circuito por recorrer, también hay libertad para encontrar un camino propio, para hallar soluciones a los obstáculos”, continúa explicándonos su madre.

Silvana aún no ha escalado una montaña real, no tanto por ella, sino por el cuidado que sus padres ponen en su desarrollo como deportista, pero, sobre todo, como persona: “Aunque ha conocido las palestras de Boston y New Jersey donde entrenan los campeones del mundo, queremos que no vea a la escalada como un deporte o una obligación, sino como un juego”, nos dice Patricia, pero de inmediato nos cuenta, orgullosísima, esta anécdota: “Fuimos a Máncora, de vacaciones, y allí había un circuito de cuerdas, ¡a nueve metros de altura!, que Silvana cruzó sin problemas”.

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Porque así debe transcurrir la vida de un niño: sin conflictos, sin problemas, quizá sin la necesidad de competir… aunque Silvana ya tiene varios torneos de escalada ganados en su haber.

¿Qué le depara a esta niña? ¿Será una talentosa flautista? ¿Acaso una aplicada matemática? ¿Quizás una campeona mundial de escalada? Silvana puede ser todo eso, pero para lograrlo solo tiene que sentirse cómoda, como una niña jugando, porque, recordémoslo, es un espíritu que ama la libertad.

Por: Gonzalo Pajares (gpajares@peru21.com)




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