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Japón presenta al Hayabusa-2, nueva sonda espacial para explorar un asteroide

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Lanzamiento del artefacto está previsto para diciembre de este año. Se encargará de estudiar el subsuelo del cuerpo celeste 1999 JU3.

Tokio/AFP
La Agencia Japonesa de Exploración Espacial (JAXA) presentó a la prensa una nueva sonda, Hayabusa-2, con la que espera repetir el éxito épico de su antecesora, que logró traer polvos de asteroide tras una odisea de siete años.

“La nueva sonda estará terminada muy pronto”, indicó el jefe del proyecto, Hitoshi Kuninaka y aseguró que la JAXA redoblará sus esfuerzos “para un nuevo viaje”. El lanzamiento desde la base de Tanegashima, sur de Japón, está previsto en torno a diciembre.

Hayabusa-2 debería alcanzar su objetivo —el asteroide 1999 JU3— a mediados de 2018 y emprender regreso a finales de 2019 para llegar a la Tierra un año más tarde. A diferencia de Itokawa, el asteroide explorado por la primera sonda Hayabusa, esta primera esfera rocosa contiene carbono y agua.

EL CAÑÓN DEL HAYABUSA-2
Hayabusa-2 estará equipada con una especie de cañón espacial. Cuando alcance la órbita deseada de 1999 JU3, soltará el artefacto y se pondrá al abrigo del otro lado del asteroide.

El cañón explotará y propulsará una bola metálica contra la superficie del asteroide, donde causará un cráter de varios metros de diámetro. Acto seguido, la sonda se posará encima del agujero y extraerá muestras del subsuelo.

Los científicos de la JAXA estiman que es más interesante explorar el subsuelo que la superficie del asteroide, más estropeada por la exposición permanente a los rayos cósmicos.

SIMBOLO DE LA PERSEVERANCIA
Lanzada en mayo de 2003, la primera Hayabusa recogió muestras del asteroide Itokawa, a 290 millones de kilómetros de la Tierra, en septiembre de 2005.

Dificultades de telecomunicaciones con la sonda, averías de los motores, baterías y otros equipos obligaron a los técnicos a imaginar increíbles astucias para recuperar el control y traerlo de regreso con tres años de retraso.

El viaje se transformó en un interminable periplo de siete años y varios miles de millones de kilómetros. Y Hayabusa se convirtió para los japoneses en el símbolo de su perseverancia.


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