A 70 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, los ojos del mundo volvieron a recordar las atrocidades cometidas por los nazi en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, pocos parecen recordar otro campo de exterminio: Ravensbrück.
Construido en 1939 a unos 80 kilómetros de Berlín, Ravensbrück fue un campo de concentración exclusivo para mujeres. Más de 130,000 de ellas pasaron por sus puertas, de las cuales murieron entre 30,000 y 50,000. ¿Los motivos? Hambre, frío, asesinadas a balazos o en las cámaras de gas de los nazis.
Según recuerda una nota de BBC, en Ravensbrück la mayoría de presas no necesariamente eran judías. Allí fueron llevadas prisioneras políticas, enfermas mentales, gitanas, prostitutas o —indica el artículo—, “cualquier mujer considerada inutil por los nazis”.
“Así como Auschwitz fue la capital del crimen contra los judíos, Ravensbrück fue la capital del crimen contra las mujeres. Estamos hablando de crímenes específicos de género, como abortos forzados, esterilización, prostitución forzada”, indicó a BBC Sarah Helm, autora del libro Si esto es una mujer, con testimonios de la vida en Ravensbrück.
Selma van der Perre, una de las sobrevivientes de Ravensbrück —que fue el último campo de concentración en ser liberado— recordó pasajes de su vida en ese lugar.
“Nos levantaban a gritos a las cuatro de la mañana, luego teníamos que responder al llamado de lista y paso seguido nos daban café. Nos dejaban ir al baño y a eso de las 05:30 teníamos que ir trabajar a la fábrica de Siemens, donde pagaban por las prisioneras: no lo recibíamos nosotras, se lo daban a las SS”, indicó.
Además de trabajos forzados, el tratamiento en Ravensbrück incluyó dejar deliberadamente que los bebés mueran de hambre, hacer que las mujeres se paren desnudas bajo la nieve hasta morir de frío o inyectar gérmenes de sífilis en la médula espinal de las mujeres.
LAS 77 CONEJAS
Sin embargo, el libro de Helm también recoge historias de valentía y humanidad. Una de ellas es la de las mujeres usadas como “conejillos de indias” en experimientos médicos.
A algunas se les insertaba vidrio, madera y tierra en las heridas. Pero cuando llegó la hora de matar a los “sujetos de prueba”, todas las prisioneras se encargaron de esconderlas. “Los experimentos no probaron nada para la ciencia, pero sí para la Humanidad”, indicó Helm.
Pero ¿por qué la historia de lo ocurrido en Ravensbrück es tan poco conocida? Resulta que tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría, la “Cortina de Hierro” cayó y Ravensbrück quedó al otro lado de Alemania (en el lado oriental, comunista), lo que hizo que la historia de este campo de concentración quede oculto de Occidente.
“Los que estaban en el este no olvidaron a Ravensbrück, pero lo presentaron como un centro de resistencia comunista, de manera que el recuerdo de las mujeres occidentales y las judías desapareció por completo de la historia. También desapareció la historia de las alemanas que estuvieron ahí al principio, que es una de las más olvidadas de todas”.
“Ignorar Ravensbrück no sólo es ignorar la historia del campo de concentración mismo sino también la de las mujeres”, indicó.
Adaptado del artículo de la BBC. [Lee el original aquí].
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.