Ni bien apareció en televisión nacional, su imagen quedó grabada para siempre en la memoria de los peruanos. Y no era para menos. Llena de angustia y dolor, pedía ayuda para un bebé llamado Ishua, a quien tenía en brazos. El pequeño lloraba desesperado y tenía sangre. Había sido rescatado del trágico accidente del cerro San Cristóbal.
Desde entonces, el teléfono de la señora Nancy Espinoza no ha parado de sonar para felicitarla, entrevistarla o agradecerle por su ejemplo de fe, amor y solidaridad.
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“En aquel momento, no pensé en nada… simplemente me puse en manos de Dios y lo hice como madre y como ser humano… sentí a Ishua como si fuese uno de mis hijos”, cuenta Nancy.
No soy ni heroína ni salvadora
La humildad es otra de sus virtudes: “Creo que hice lo que cualquiera hubiese hecho en mi caso. Por eso, no me siento ni heroína ni salvadora ni ángel… no lo merezco. No soy una santa, soy un ser humano que siempre pide perdón y ayuda a Dios para hacer lo correcto en la vida”.
Hace años vive junto a su esposo y siete hijos muy cerca de donde ocurrió el accidente y sabe que es una zona peligrosa para los conductores e incluso para los vecinos: “Por eso creo que todos los chóferes deben pasar un examen psicológico porque llevan muchas vidas a bordo”.
Ahora solo espera que los padres de Ishua se recuperen pronto y superen la muerte de su hijo mayor. Reza y envía bendiciones por ellos y por los otros dos niños que también rescató aquel día.
Quiere ser asistenta social
Nancy Espinoza lleva a Huanta en su corazón, nació en esa ciudad ayacuchana hace 44 años: “Llegué a Lima cuando tenía 17 años para estudiar. Me especialicé en repostería y comida criolla, y luego me casé y tuve siete niños. Pero no he dejado atrás mi vida laboral y trabajo en la cafetería de un colegio del Rímac”.
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Y tal parece que el apoyo incondicional al prójimo está en el fondo de su corazón. Le hubiese gustado ser asistenta social. “La vida es corta y mis padres me enseñaron que las cosas son del quien lo necesita”, recalca mientras sonríe llena de luz y esperanza.
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