Casi dos años han pasado desde que Arlette Contreras fue brutalmente agredida al interior de un hostal por su ex pareja Adriano Pozo. En su búsqueda de justicia, ella está solicitando una transferencia de competencias del Juzgado de Huamanga en Ayacuho hacia Lima, debido a que en su ciudad natal no cuenta con las garantías para un debido proceso.
“Como es de conocimiento público he sufrido un accidente el último día para presentar pruebas nuevas, en la etapa de apelación de sentencia pidiendo la nulidad de esa sentencia tan injusta (un año de prisión suspendida)”, dijo Arlette Contreras en conferencia de prensa.
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“Tus derechos son mis derechos”
En este nuevo proceso, su agresor —que goza de plena libertad— será juzgado por violación sexual e intento de feminicidio. Arlette Contreras sigue recorriendo un camino lleno de dificultades y amenazas contra su vida que solo visibilizan las injusticias de una sociedad machista en el que se responsabilizan a las víctimas con total facilidad.
Arlette ha dejado claro que lucha por sus derechos y el de todas las mujeres que aún se mantienen calladas por temor y supeditadas a una vida tormentosa de violencia. Para ellas: “No se callen. Denuncien, no lo merecen”, alienta la mujer que recibió el premio al ‘Coraje’ por parte de la primera dama de los Estados Unidos, Melania Trump.
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Pese a estos reconocimientos, ella no se aturde y continúa humilde, firme en su propósito de no dejar su caso impune. “Mi lucha es en contra de la violencia a la mujer, en contra de la corrupción, en contra de las injusticias”, agrega.
Lágrimas de impotencia
Arlette Contreras apoya su cuerpo en un bastón. Ella aún no supera los estragos que le dejó el accidente automovilístico y se ha sometido a una rehabilitación física en Lima para caminar nuevamente. Ahora está condenada a no regresar a la tierra que la vio nacer porque su vida se encuentra en riesgo de sufrir un atentado y hostigamiento.
Por la brutalidad de las agresiones, su caso rápidamente se hizo mediático en el 2015, pero ¿qué hay de esas otras mujeres violentadas? Ella es consciente que muchas sufren trabas de diversos tipos y no logran una sentencia justa, esa impotencia la conmueve.
Mientras su rostro se empapa con lágrimas, ella aclara que no tiene vergüenza de llorar porque es lo que siente en ese momento al recordar que desde el momento que abrió los ojos en ese hotel y escapó de su agresor emprendió una lucha en la que no descansó ni desistió un solo día.
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— Diario Perú21 (@peru21noticias) 27 de abril de 2017
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