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Opinión

Al automóvil del presidente norteamericano se le apoda ‘La Bestia’. Se desdice con los modales democráticos que exhibió en APEC Barack Obama, próximo a terminar ocho largos años de gobierno. Nos dejó lecciones de tolerancia que ojalá aprendamos acá, aunque parezca imposible porque, finalizada nuestra elección, el Perú está más o igual de caníbal que en los últimos cinco años. Una verdadera catástrofe nacional.

Donald Trump es detestado por millones, sus maneras patanescas y su verbo insultante son ya una leyenda mundial. Pero con toda esa carga negativa que tantos aborrecen, ganó la elección. Y fue una cómoda victoria frente a su oponente. En nuestros últimos comicios, el triunfo y la derrota sumaron 42 mil votos de diferencia. Como dijo el propio presidente PPK, ganó raspando.

En estas tierras milenarias, la animadversión hacia la perdedora, Keiko Fujimori, parece infinita e inacabable. Lo más peligroso es que, al exacerbar ese sentimiento, se fomenta lo más primitivo que tiene el ser humano: la violencia y el odio. El odio ha sido el sustento de los regímenes más abyectos, como el nazismo o el fascismo. El pensamiento totalitario en nuestro país anula al otro como si no fuera tan peruano tal cual somos los 30 millones que vivimos, reímos y padecemos en estos lares.

Cuando le preguntaron sobre el triunfo de Trump, el demócrata Obama dijo que es importante que en Latinoamérica y en el resto del mundo se le dé “una oportunidad” al presidente electo de EE.UU. y que no se asuma lo peor sobre él antes de que termine de conformar su equipo y comience a gobernar. También declaró que los EE.UU. están en primer lugar y ante todo, una vez que finaliza la elección. Nótese que, en la campaña, Obama dijo que el candidato del “copetón” “no era apto para ser presidente”.

Mientras el Partido Demócrata norteamericano aún contaba votos, la perdedora Hillary Clinton llamó a Trump para felicitarlo. En el Perú, la derrotada candidata se presentó con su bancada, aceptó los resultados y le deseó suerte al presidente. Hasta el día de hoy, nos tienen ‘curcunchos’ con que si la perdedora llama o no al mandatario y nuestro vicepresidente espera que le conteste el teléfono. Dicho por los propios ‘pepekausas’: el fujimorismo actúa como oposición democrática y responsable en el Congreso. Pero un sector político quiere que no exista y al expeler su encono, buscan desaparecer a esta mayoría de la vida nacional.

Obama es un demócrata cabal, sabe que existen ciclos que se cierran, que la vida continúa y que lo más importante es que su país –donde hay demócratas y republicanos– crezca, avance y ofrezca más oportunidades. Se discrepa de quienes votaron por Trump, pero existen y tienen iguales derechos que cada norteamericano. El odio no los puede eliminar del panorama.


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