18.ABR Jueves, 2024
Lima
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Opinión

“Colombia es un ejemplo de por qué las políticas urbanas y de promoción de redes de ciudades deben ser parte de un programa de nivel nacional”.

Una de las características que hacen la diferencia entre algunos países de Latinoamérica es la estructuración de una red de ciudades que se complementan entre sí. En particular, este es el caso de Colombia, cuyo proceso de descentralización le permite tener varias ciudades grandes y, relativamente, autónomas. En el lado opuesto, el Perú concentra en Lima no solo la mayor parte de su población, sino también de su PBI y las demás ciudades “grandes” no lo son tanto, en comparación.

Esta semana, gracias a la Fundación Konrad Adenauer y a Carbon Disclosure Project (CDP), tuve la oportunidad de conocer la ciudad colombiana de Santiago de Cali, que, con casi tres millones de habitantes, es la tercera ciudad más poblada del país.

El motivo de mi visita fue en relación a un taller con autoridades y funcionarios de ciudades colombianas acerca de las medidas que están implementando para adecuarse y mitigar los efectos del cambio climático.

Además, pudimos observar varias de las políticas urbanas de la ciudad, como el inventario de árboles (que previene la pérdida de especies), el reciente hundimiento de una vía rápida para recuperar espacio público en el centro de la ciudad, el sistema de préstamo de bicicletas, la promoción del arte urbano con esculturas y murales, y el Mío, equivalente al Metropolitano, que, además, se conecta con el Mío Cable (una especie de teleférico que llega a las zonas altas), acercando a la ciudad las zonas más vulnerables, como es el caso del barrio de Siloé.

Por supuesto, Cali no está exenta de pobreza y esta se refleja en sus calles (con personas sin hogar, mendigos y vendedores ambulantes), pero la cobertura asistencial básica está garantizada, así como la vivienda social. Además, la ciudad se manifiesta orgullosa de su talento deportivo y sus estadios. Han sabido aprovechar los Panamericanos y otras competencias deportivas para dejarle no solo un legado a su ciudad, sino una identidad. Cuánta diferencia con lo que pasa por aquí.

Colombia es un ejemplo de por qué las políticas urbanas y de promoción de redes de ciudades deben ser parte de un programa de nivel nacional que dote de conocimiento, herramientas y presupuesto a las ciudades del país. Son estas finalmente las que no solo generarán innovación, sino que promoverán el desarrollo de todo el país, que debe ser –al fin y al cabo– un país de ciudades.


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