23.ABR Martes, 2024
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Opinión

“El asunto de la ética no les quita el sueño ni a Arana ni a sus acólitos. Respecto al pobre desempeño económico, es verdad que es subóptimo y que Thorne tiene responsabilidad en ello”.

Antes de escribir esta columna, llamé al congresista Marco Arana para preguntarle directamente cuáles eran las razones por las que su facción dentro del Frente Amplio está recolectando firmas para interpelar al ministro Thorne, pese a que este ha presentado una cuestión de confianza que de ninguna manera le van a dar. No me contestaron ni él ni la persona encargada de comunicaciones, solo su asistenta.

La explicación que aparece en el documento de censura raya en lo inverosímil viniendo de la bancada del FA. Según este documento, Thorne no logró despejar las dudas respecto a su encuentro con el contralor Alarcón (faltas éticas) y, peor, no está preparado para ser ministro de Economía, como evidencian los resultados macroeconómicos de las últimas semanas.

Considerando que Arana expulsó al congresista Arce de su bancada con leguleyadas y un juego político más bien desleal (el mismo que, según los “aranistas”, habría provocado la expulsión de Arce), podría argüirse que el asunto de la ética no les quita el sueño ni a Arana ni a sus acólitos.

Respecto al pobre desempeño económico, es verdad que es subóptimo y que Thorne tiene responsabilidad en ello, pero si hemos de botar a todos los servidores públicos con bajo desempeño, podríamos empezar por él mismo. Además: los fujimoristas no le van a dar la confianza, lo que significa que se irá de todos modos. ¿Por qué, entonces, la moción de censura?

Si Arana hubiera negociado con el fujimorismo la expulsión de Thorne (¿son las demostraciones de fuerza y la humillación necesarias?, ¿para quién?) a cambio de apoyo a la consolidación de su liderazgo en el FA –echando a otros colegas que se le oponen o con los que compite–, quizás tendría sentido. Pero eso sería muy poco cristiano. Sería algo que uno esperaría de Judas. Qué feo.


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