23.ABR Martes, 2024
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Opinión

La playa argentina de Necochea fue hace poco escenario de un inusual despliegue policial. 20 policías llegaron a bordo de seis patrullas para ¿intervenir a un peligroso delincuente armado? No. Para cubrir seis tetas.

Los policías amenazaron con detener a tres jóvenes mujeres por el terrible y antisocial “delito” de hacer topless. Los bañistas que alertaron a la Policía alegaron que se trataba de un acto obsceno y contrario a la moral y las buenas costumbres.

Es cierto que hay quienes pueden considerar ofensivo que una mujer muestre sus senos, incluso en un contexto playero y a pesar de que no son órganos sexuales, los gustos particulares no determinan los derechos de las personas.

Y si bien es casi imposible llegar a un consenso respecto a qué es obsceno, mientras el acto en cuestión no vulnere o limite los derechos de otros, no tiene por qué ser penalizado.

El morbo y/o rechazo por la desnudez es socialmente aprendido, así como el afán de opinar sobre el estilo de vida de los demás.


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