15.OCT Martes, 2024
Lima
Última actualización 08:39 pm
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Opinión

“La participación de este último (PPK) solo fue un arrebato de espontaneidad”.

Mientras que la ministra Martens intentaba poner orden en su sector y aplicar lo que la ley dispone, el presidente Kuczynski decidió intempestivamente quitarle el piso y convocó a un diálogo directo en Palacio de Gobierno con la dirigencia magisterial.

Luego de la reunión sostenida en la casa de Pizarro, quedó en evidencia que la intervención del jefe de Estado no solo fue un error, sino que también fue una pérdida de tiempo, pues no se llegó a ningún acuerdo con los docentes. Por el contrario, pareciera que el reclamo tomó mayor fuerza.

Esta incómoda situación no solo deja mal parada a la ministra Martens, sino que también complica la imagen del presidente Kuczynski, pues queda claro que la participación de este último solo fue un arrebato de espontaneidad y no parte de una estrategia con la finalidad de mitigar los reclamos huelguistas, que, más que magisteriales, ya tenían visos de ser políticos.

Cabe señalar que, a efectos de maquillar la derrota política del gobierno frente al gremio magisterial, el premier Zavala señaló que el Ministerio de Educación, a pedido del presidente, continuaría el diálogo con los delegados de las regiones.

Me pregunto: ¿Los representantes regionales querrán dialogar con la ministra Martens o preferirán sentarse a negociar directamente con el presidente de la República?

Por otra parte, negociar directamente con los representantes regionales del magisterio contraviene lo regulado en el Decreto Supremo N° 013-2016-EDUCACIÓN (promulgado en este gobierno). Vale decir, que si llegasen a algunos acuerdos, estos serían nulos por contravenir el ordenamiento legal.
¿Tan desesperados están como para incumplir las normas que promulgaron?
Finalmente, la huelga magisterial ha reconfirmado que el gobierno es quizá más endeble que las “casas de cartón” que están entregándoles a los damnificados del norte del país. Y mientras aún no saben qué hacer, la amenaza de que nuestros niños pierdan el año escolar se mantiene latente.


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