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Opinión

“La intención de Perú21 era buena. La historieta sobre la matanza de Barrios Altos fue iniciativa de su autor, Guillermo Figueroa”.

Al aceptar el encargo de la Defensoría del Lector de este medio, se me precisó que el ámbito de mi competencia comprende los contenidos que produce el equipo periodístico de Perú21 para sus diversas plataformas; están fuera de ese ámbito columnistas y otros colaboradores. Sin embargo, hago una excepción con la historieta por el 25 aniversario de la matanza de Barrios Altos elaborada por el colaborador Guillermo Figueroa Tangüis, pero publicada y promocionada por el diario como un producto informativo especial el jueves 3.

La historieta, o cómic, fue planteada como un ejercicio de memoria histórica a los 25 años de ese execrable hecho perpetrado por el Grupo Colina, que lideró Santiago Martin Rivas, y por el cual han sido condenados no solo sus integrantes, sino Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.

La intención de Perú21 era buena. La historieta sobre la matanza de Barrios Altos fue iniciativa de su autor, Guillermo Figueroa, que ha hecho otros especiales similares para Perú21. Es un fotoperiodista de amplia experiencia, que siempre tuvo inquietud por la ilustración y el cómic. Sin embargo, este trabajo puso de manifiesto un deficiente manejo de la historia así como de fuentes, la omisión de personajes clave y, lo peor, un error en el guion que dio a entender que todos los asesinados por Colina en Barrios Altos eran terroristas de Sendero Luminoso, lo que fue el principal cuestionamiento al cómic de cuatro páginas. Hubo numerosos pedidos de disculpas y de rectificaciones.

Del autor se conoce su identificación con causas humanitarias y la justicia, por ello me era difícil pensar en una mala intención de armar un relato ofensivo para las víctimas de los violadores de derechos humanos. Por ello, es saludable que asuma, como él dice, “parte del error” y ofrezca disculpas a quienes se han sentido afectados en nombre de los aniquilados “por no haber resaltado su inocencia”.

La Redacción, por su parte, lamenta lo ocurrido y se excusa por los errores que no se debieron cometer. ¿Cuáles fueron estos, cuál fue la otra parte responsable? A mi entender, faltó supervisión de los editores a cargo, pedir una entrega con la anticipación necesaria para revisar el guion y conversar con el autor para hacer todas las correcciones que resultaran necesarias. Es una tarea transversal a varias secciones.

El jueves 3, en la edición impresa no hubo otro informe o análisis sobre el caso Barrios Altos (en la web sí). La historieta era el producto informativo que se ofrecía al público y, por ello, debió aplicársele la rigurosidad de los principios y el decálogo interno con el que se manejan normalmente. Un producto que es planteado como documento, así sea iniciativa y creación de un colaborador externo, requiere un cuidado minucioso al salir bajo el nombre de Perú21.


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