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Opinión

Si usted es como yo, una persona sensible con la ortografía, la sintaxis, la gramática, el buen uso de las palabras y disfruta de las curiosidades e innovaciones del idioma castellano, debe estar cada vez más sorprendido y hasta horrorizado con lo que se ve y se lee en varios de nuestros medios.

Yo aprendí que la ortografía y la redacción eran como una carta de presentación. Hoy, no pasa un día en que no vea títulos en los noticieros de los distintos canales de televisión en que no haya nombres mal escritos, cargos equivocados, palabras con mala ortografía, frases con mala sintaxis o errores de concordancia. Y en no pocos casos el error se queda al aire por varios segundos y hasta se repite, como si ahí nadie se percatara o considerara importante hacer la corrección del caso.

Al trabajar en vivo o en tiempo real, con el apuro se puede ir incluso un error de digitación, y hay tiempo para corregir. Pero cada vez es más constante ver que no se hace.

Perú21 no escapa a este problema; se ve en la web y en las redes sociales. Y me parece que un medio que está apostando a un gran desarrollo digital no puede pasar por alto esos detalles. Cuando los veo, me tomo el tiempo de avisar a los respectivos editores lo que se les ha pasado.

Algunos dicen que es una situación generada por la mala redacción de la generación de los llamados millennials, que les dan prioridad a los procedimientos tecnológicos y otros aspectos. Pero en todo caso me parece que esta situación es consecuencia del relajo en varias etapas del proceso educativo y el aprendizaje. Es decir, los millennials no nacieron así. Los hicimos así. Aún no se aprende el lenguaje introduciendo un chip en la cabeza.

Recuerdo la exigencia que tuve con la buena escritura en todos mis grados de colegio. Y en la universidad se nos bajaban puntos por mala redacción y hasta por letra ilegible en los exámenes escritos. Mi hijo es un millennial, pero recuerdo que en su colegio se aplicaban similares pautas de calificación para sus trabajos (para molestia de él y sus amigos, pero para satisfacción mía).

Por eso mismo, pienso que la situación no es meramente el resultado de una generación digital, sino que hubo y hay deficiencias y relajo en el proceso educativo.

Decidí tratar este asunto porque, además de haber visto varios errores en Perú21 la última semana, de vez en cuando me llega alguna comunicación de lectores con observaciones al respecto. Citaré algunas.

Hace un tiempo, Alfredo Vignolo me envió varios apuntes, entre ellos, este: “Hay que emplear debidamente el idioma (…). Su uso correcto y pulcro ayuda a elevar los niveles de educación. Lo contrario desnaturaliza el papel de la prensa y causa desmedro en la calidad profesional del periodista”.

Y Martín Baigorria me escribió hace unos días en relación con el idioma y los textos periodísticos: “Entiendo que Perú21 es uno de los mejores diarios peruanos. Por la misma razón, creo que los lectores debemos demandar la debida pulcritud”.


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