Alexandra Ames: ¡Mamita, los opinólogos!

Es normal que los procesos electorales nos tengan a todos entretenidos, pero este proceso en particular nos tiene, además, bien distraídos de temas que pueden ser muy relevantes para el país, pero que no los estamos ni mirando. La prensa y los columnistas de opinión no hemos ayudado mucho en esto.

De pronto, todos somos expertos en análisis político, todos somos entendidos de los procesos electorales en democracias débiles y todos nos ponemos serios para mostrar que sabemos.

Es nuestra oportunidad perfecta para citar a Nohlen, Acemoglu o, para quedar bien con el medio local, a Levitsky o Tuesta. Nos horrorizamos cuando escuchamos frases como “electarado”, pero los tarados somos nosotros, que nos perdemos en la riquísima discusión que a los ciudadanos, que son los que nos leen, les importa un comino.

Y mientras intentamos demostrar que somos reales entendidos en el tema, los derrames de petróleo siguen contaminando la selva y nadie dice nada. Mientras nos esforzamos por usar palabras rebuscadas, Castañeda y las demás autoridades locales del país están pasando piola. Este martes, ante la noticia de la muerte de dos chicas en Ecuador, se podría haber agendado el tema de igualdad de género y de lo lejos que estamos para ser una sociedad igualitaria.

Es el momento perfecto para que hablemos de lo que necesitamos y de llevar estos acontecimientos al debate electoral, pero preferimos hacer conjeturas inútiles sobre quién es topo de quién o si el logo equivocado de la ONPE en el diario El Peruano fue a propósito. Criticamos programas como “Esto es guerra”, pero pareciera que un poto (el de la ONPE) nos es más importante que un voto o que promover información para que la gente tome mejores decisiones a la hora de votar. Quienes tenemos la oportunidad de escribir en medios de prensa debemos ser conscientes de la gran responsabilidad que ello nos genera con la sociedad, pero nos perdemos en nuestro ego intelectual y, así, todo seguirá igual.