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Los 90 años del gato Félix

Martes 22 de diciembre del 2009 | 09:03

El carismático felino fue el primer cómic que nació como una propuesta animada, en 1919.

Félix es negro porque su creador no quiso complicarse con rayas en su cuerpo. (Felixthecat.com)
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Por Carlos Chávarry

El tema original, grabado en dudoso castellano en una Cuba en la que Fidel Castro aún era impensable, decía así: “Félix el gato, el único, único gato/ si en algún apuro se ve/ con triquiñuelas ha de vencer./ Félix el gato, el único, único gato/ te hará reír/ te hará sentir/ que a tu casa debieras venir/ viendo a Félix, el único gato”.

De hecho, la canción fue un avance en el tiempo si se considera que la serie nació muda, en blanco y negro, con otro nombre –Feline follies, Los disparates de un felino– y para una proyección de cine, un 9 de diciembre de 1919. Es decir, a comienzos del siglo XX. A un año de finalizada la Primera Guerra Mundial. Mucho antes de que aparecieran Mickey Mouse, Bugs Bunny o El pájaro loco. Hace casi un siglo.

CUESTIÓN DE NOMBRES. Detrás de su concepción hay dos personajes en disputa: Pat Sullivan, un neoyorquino dueño de un estudio de grabación, y Otto Messmer, un estudiante de arte hijo de granjeros. Ambos unieron talentos para darle vida al felino más antiguo del mundo, pero luego no pudieron ponerse de acuerdo con los créditos. Como fuere, el nombre del gato Félix provino de Messmer –jugó con los términos en latín “felis’ (gato) y “felix’ (suertudo)–, lo que le valió que, en la historia, quedara reconocido como su auténtico creador. Esto y el hecho de que siguiera dibujándolo hasta los 91 años, cuando falleció.

UN GATO NEGRO. Félix tuvo mucho éxito desde el principio, y en 1923 apareció su primera tira cómica, junto a un cortometraje donde compartía pantalla con Chaplin. Su popularidad llegó a tal grado, que la industria norteamericana no solo le dedicó muñecos, ropa y tazas con su cara, sino canciones, otros cómics inspirados en él –como La gata loca, de 1925– y hasta un modelo de autos Chevrolet.

Alguna vez le preguntaron a Otto Messmer si el haber dibujado un felino de color negro tenía algún significado en especial. El ilustrador respondió: “Yo solo quería hacer una mascota lo más simple que fuera. Y lo pinté negro porque, así, no necesitaba preocuparme de las líneas de su cuerpo“. Negro, ojos grandes, con la cabeza pensativa mirando hacia abajo y con las manos hacia atrás. En ello también estaba su éxito: un gato reflexivo, pero siempre alegre. Único, el gato Félix.