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Opinión

Una señora me aborda en un mercado y me agradece que le haya enseñado a hacer empresa. Yo le respondo que no se puede enseñar a nadie a hacer empresa o a ser emprendedor.

Nano Guerra García,Opina.21
nano@somosempresa.com.pe

Una señora me aborda en un mercado y me agradece que le haya enseñado a hacer empresa. Yo le respondo que no se puede enseñar a nadie a hacer empresa o a ser emprendedor. Entonces me mira sorprendida y le aclaro.

Uno no puede enseñar a emprender. Uno aprende a emprender de otros, de los ejemplos familiares que ve cada día, de la cultura que premia a quien tiene éxito, de la práctica dura del día a día, de la experiencia en las calles.

A uno le pueden enseñar de negocios, le pueden dar conocimientos y técnicas de marketing , pero no le pueden enseñar una actitud, un espíritu de vida. El emprendedurismo no es una disciplina de estudio de la vocación empresarial de la gente.

Desde esta óptica, sí podemos encontrar inhibidores del emprendimiento que reprimen esta actitud hasta volvernos casi parásitos o víctimas. Entre estos obstáculos se pueden hallar algunas religiones, ideologías y tradiciones familiares.

Por ello, la clave es que las personas encuentren su actitud emprendedora. Eso es lo que tratamos de hacer desde nuestras comunicaciones.

Hay que pensar de una determinada forma (positiva), transformarnos en seres racionales capaces de salir adelante con nuestro propio esfuerzo.

El emprendedor es un hombre responsable de sí mismo, con amor propio, con conciencia de la realidad y, por lo tanto, merecedor de sus propios triunfos con legítimo orgullo. Esta es la nueva filosofía.


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