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Liz Taylor apaga 75 velitas este martes

Lunes 26 de febrero del 2007 | 12:00

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LOS ANGELES.

¿La vida de Liz Taylor como película? Cualquier director dejaría el libreto en un cajón: es una historia

muy enredada. ¿Quien es capaz de protagonizar de manera creíble más de 50 películas, agotar a ocho maridos y ser durante décadas la favorita de la sección de chismes?. Solo la última gran diva de Hollywood que este martes cumple 75 años.

Sí, Liz Taylor puede. Sobre el escenario ha ejecutado una vida de tango, que le roba el aliento a todo simple mortal. Su inclinación por los roles femeninos sensuales y apasionados -tanto en la vida real como en la pantalla- la convirtió en la reina de las estrellas en los años dorados del cine estadounidense.

Taylor, que fue nombrada dama del imperio británico por la reina Isabel II de Inglaterra, sólo se deja ver en público en escasas ocasiones. El año pasado negó con ímpetu los rumores de que sufría Alzheimer. "¿Parezco como si fuera a morir pronto?", preguntó combativa en el programa de entrevistas "Larry King Live" y explicó que necesita silla de ruedas sólo por sus crónicos problemas de espalda.

Su nombre completo es Elizabeth Rosemond Taylor y nació en Londres. Se puso zapatos de ballet apenas aprendió a caminar y a los tres años bailó junto a su clase ante la reina de Inglaterra. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, sus padres estadounidenses regresaron a Los Angeles, donde la ambiciosa madre de la niña de 11 años le consiguió un papel en una película de "Lassie".

Sin embargo, el camino a la fama tuvo obstáculos. Universal Studio determinó que sus ojos eran "demasiado viejos" y logró que fuera eliminada de la lista de estrellas con mayor proyección y despedida. La rival Metro-Goldwyn-Mayer le ofreció después un lucrativo contrato, pero encontró a la niña demasiado pequeña. Debió someterse a una cama ortopédica, hasta sufrir daños permanentes en su espalda. "Si comienzas tempranamente en el negocio del espectáculo, no tienes una buena infancia", dijo recientemente.

Sólo pocos años y varias películas después, Liz Taylor es considerada por sus ojos fascinantes y su erótica presencia la mujer más hermosa del mundo. Sin embargo, Richard Burton, quien luego fue dos veces su marido, la llamaba públicamente "gorda codorniz", y sólo pudo relativizar con dificultad el término señalando que amaba "cada gramo de ella".

A los 24 años, la actriz logra su primer éxito con "Giant" (1956), la última cinta de James Deans. Como las perlas en un collar siguen entonces año a año los grandes clásicos: "Raintree county" (1957), "Cat on a hot tin roof" (1958) y "Suddelny, Last Summer" (1959). "Cleopatra" (1963) finalmente será un doble golpe: Taylor es la primera actriz en la historia en recibir un salario de un millón de dólares, y además conoce a su marido número 5 y 6: Richard Burton.

Es una relación altamente explosiva: ambos se casan en 1964 e inicialmente permanecen juntos durante diez años, en un amor-odio de alta exposición pública. Luego del divorcio hay un año de separación y luego un nuevo matrimonio, hasta que la relación se rompe definitivamente en 1976. "Aún hoy llevo su anillo. Él fue mi gran amor", afirma la diva.

Lo cruel que podían ser el uno con el otro se muestra sin pudor en la versión fílmica de "Quién le teme a Virginia Woolf" (1966). Por este largometraje, tal vez el mejor de todos los que hizo, Taylor obtuvo su segundo Oscar. El primero lo consiguió varios años antes por su papel de prostituta de lujo en "Butterfield 8" (1960).

En los años 70 y 80 sus películas fueron cada vez menos, y las temáticas menos profundas. Taylor aparece en los titulares sobre todo por sus modales de estrella, sus matrimonios y romances, con problemas de alcohol y sobrepeso, así como sus diversas enfermedades.

Tras una breve reencuentro con su esposo número 7, conoce durante un curso de desintoxicación para alcohólicos a un joven trabajador de la construcción veinte años menor, Larry Fortensky, con quien se casa en 1991. Fue el último intento, hasta ahora. Se separó en 1996.

Tras la muerte de su colega Rock Hudson por sida en 1985, Taylor se convirtió en Estados Unidos en una activista a favor del tratamiento de la enfermedad. Creó dos fundaciones con las cuales colabora hasta hoy. "Si el dinero no sirve para hacer un mundo mejor, ¿entonces para qué sirve?" También es activa políticamente. Recientemente dio a conocer que apoyará la campaña electoral de la demócrata y ex primera dama Hillary Clinton.

Hace poco, la madre de cuatro hijos, que además tiene nueve nietos, tampoco descartó rodar una nueva película. "Si el papel me interesa, si fuera bien sabroso, ¿por qué no?".

Fuente: dpa