A partir de hoy, las mujeres de París podrán vestir pantalones sin incurrir en un delito. Desde una posición legalista y precisa, las féminas de la capital francesa no podían llevar dicha prenda, pues así lo mandaba una ordenanza municipal vigente desde 1800 y que fue derogada hoy por el Consejo de París. Como es lógico, a lo largo de sus 210 años de trayectoria, la norma cayó en desuso, siendo sustituida por la costumbre.
Comunistas y verdes echaron la vista atrás para denunciar la existencia de una norma que obligaba a las mujeres que quisiesen “vestirse como un hombre” a tener un permiso administrativo, luego de pedir un certificado de salud y solicitar la rúbrica de un funcionario.
Por su parte, la Prefectura de Policía anunció que el motivo de la tardanza para derogar dicha orden era la innecesidad de eliminar este tipo de “arqueología jurídica”, rescatada ahora del baúl de los recuerdos de la legislación francesa, por si acaso a algún político con mano de hierro se le ocurriera dotar de eficacia a la ley, lo que por otra parte supondría un caos innumerables de arrestos y confusión generalizada.
Este hecho recuerda una anécdota datada en 1972, cuando a la actual ministra de Justicia, Michle Alliot-Marie, se le negó la entrada en el Parlamento por llevar pantalones. “Si es mi pantalón lo que os molesta, me lo quito ahora mismo”, espetó en ese momento con reflejos de político.
El debate por el pantalón para todos da sus coletazos en la actualidad. Por ejemplo, según Le Figaro, Air France obligó hasta 2005 a sus azafatas a llevar falda. Y es que podemos decir con exactitud que en París las mujeres estaban excluidas de llevar pantalones hasta ayer.