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Comienza semana histórica para integración sudamericana

Domingo 05 de diciembre del 2004 | 12:00

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Cusco, 5 dic (dpa) - El proceso de integración sudamericana vivirá la semana que viene horas determinantes, con el nacimiento, al menos en el papel, de la Comunidad Sudamericana de Naciones, un sueño casi tan antiguo como la lucha independentista.

Al margen del esceptismo de analistas porque la proclamación de la Comunidad parece de momento un gesto político sin fondo económico ni cultural sólido, doce mandatarios o sus representantes participarán este miércoles en Cusco en la firma del acta que integrará en un bloque a un territorio de más de 17 millones de kilómetros cuadrados y con un mercado de más de 360 millones de consumidores.





"La nueva comunidad será construida a partir de la convergencia progresiva de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercosur (Mercado Común del Sur), a lo cual se sumará Chile (y Guyana y Surinam), lo que constituye el más grande y ambicioso programa de desarrollo de nuestra historia", explicó el secretario general de la CAN, Allan Wagner.





Convergencia de cuya eficiencia muchos dudan. El Mercosur y muy especialmente la CAN han tenido graves problemas por años para perfeccionar su esquema integracionista, por lo que muchos analistas estiman que no deben forjarse muchas ilusiones con un proyecto que nace cuando no está claro que los doce países tengan la intención de jalar la cuerda hacia el mismo lado.





Cusco será el escenario desde el que se haga la proclamación, al terminar ese miércoles la III Reunión de Presidentes de América del Sur, continuidad de las dos primeras, celebradas en Brasilia en 2000 y en Guayaquil en 2002.





Se espera tener como suscriptores a los presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, aunque desde Buenos Aires, Quito y Montevideo ya se anunció extraoficialmente la ausencia de los respectivos mandatarios, que serán representados por funcionarios de alto nivel.





Además, en calidad de observadores, firmarán los gobiernos de Panamá, el vecino más próximo y hasta 1903 parte de Colombia, y de México, el mayor interlocutor latinoamericano fuera del ámbito geográfico sureño.





Entre los presidentes participantes, algunos, como los de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; Venezuela, Hugo Chávez, y el anfitrión, Alejandro Toledo, han defendido en reiteradas ocasiones la idea de la Comunidad Sudamericana, aunque con diferentes énfasis y proyecciones. "La Comunidad Sudamerina es hacer realidad el sueño de Simón Bolívar", ha insistido Lula da Silva.





La III Reunión de Presidentes de América del Sur será antecedida, el martes por una Reunión Extraordinaria del Consejo Presidencial Andino, a la que esta vez se le puso el subtítulo de Diálogo Presidencial sobre Integración, Desarrollo y Cohesión Social.





También en Cusco, los mandatarios de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela o sus representantes, más los de México y Panamá en la condición de observadores de la CAN, discutirán respecto a una estrategia de desarrollo territorial complementaria, un nuevo enfoque de Estado sostenible, un estímulo a un proceso de cohesión social y una búsqueda de equidad en las relaciones económicas internacionales.





Tras el lanzamiento de la Comunidad Sudamericana, al menos cinco presidentes, los de Bolivia, Colombia, Panamá, Perú y Venezuela, se trasladarán en un mismo avión hasta Ayacucho para una ceremonia especial por el aniversario 180 de las batallas de Junín y Ayacucho y de la convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá, hitos determinantes en el nacimiento de los países independientes que buscan ahora unirse entre sí.





Tras llegar a Huamanga, capital de Ayacucho, los cinco mandatarios, más los que quisieran unírseles, irán en helicóptero hasta la localidad de Pampa de la Quinua, escenario de la ceremonia, viajes para los que se tomaron todas las medidas de precaución necesarias, pues no es frecuente que tal número de jefes de Estado compartan una misma aeronave.





Cusco y Ayacucho, dos territorios adheridos al corazón histórico de los sudamericanos, y en general los latinoamericanos, verán así el punto de partida de un proceso que, para llegar a buen puerto, dependerá sobre todo de la capacidad de los timoneles.