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Saddam recusó al tribunal y afirmó su inocencia al comenzar su juicio

Miércoles 19 de octubre del 2005 | 12:00

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BAGDAD, Oct 19 (AFP) -

El ex dictador iraquí Saddam Hussein, con un Corán en la mano, recusó la legitimidad del Tribunal Especial Iraquí (TEI) y se negó a identificarse ante el juez al comparecer este miércoles en Bagdad en la primera jornada del juicio por la masacre de 143 chiítas en 1982.

Después de escuchar el acta de acusación leída por el presidente del tribunal, Saddam Hussein y otros siete inculpados se declararon "inocentes".

"Repito lo que ya he dicho, no soy culpable. Soy inocente", proclamó Saddam Hussein.

Entre los cargos que se imputan a los acusados figuran los de "asesinato, expulsión forzada, encarcelamiento, tortura y no respeto de las reglas internacionales".

El fiscal, identificado por el presidente del tribunal con el nombre de "señor Jaafar", habló de "crímenes", de "arbitrariedades", de "masacres", de "violación de los derechos y del honor" de la población.

Afirmó que el antiguo régimen "es responsable de la muerte de dos millones de iraquíes en guerras y por la represión de supuestos complots".

La audiencia vivió un instante de tensión cuando el presidente del TEI, el kurdo Rizkar Mohamed Amin, pidió enérgicamente al fiscal que se limitara a la matanza de 143 chiítas perpetrada en 1982 en la localidad de Dujail, a 60 km al norte de Bagdad.

La acusación asegura que Saddam Hussein ordenó la matanza después de que su automóvil fuera atacado a tiros desde esa aldea.

Durante ese duelo verbal, Saddam Hussein, sentado junto al ex vicepresidente Taha Yasin Ramadan, adoptó una actitud de total indiferencia, se acariciaba su barba canosa y se mecía en la silla sin preocuparse por el intercambio de argumentos entre el fiscal, el defensor y el presidente del tribunal.

Después de una breve audiencia, el juez aplazó la sesión y decidió que el juicio retomará el 28 de noviembre.

El abogado del ex dictador, Jalil Dulaimi, había pedido un aplazamiento de tres meses, pero el juez le acordó poco más de un mes.

El ex dictador fue instalado junto a los demás acusados en una suerte de corralito frente a los cinco jueces. Después de negarse a dar su identidad, Saddam Hussein recusó la legitimidad del TEI.

"Me reservo el derecho constitucional de hacer valer mis derechos de jefe de Estado y me niego a responder", dijo dirigiéndose al presidente del tribunal. "No reconozco su autoridad porque todo (este tribunal) carece de fundamento", agregó.

El presidente del tribunal le pidió varias veces que se identificara, mientras que el ex dictador quería plantear cuestiones de procedimiento.

El ex vicepresidente Taha Yassine Ramadán, vestido con túnica blanca, también se rehusó a dar su identidad, y se limitó a decir que su "identidad fue robada". Agregó que confirmaba "lo que el presidente Saddam Hussein dijo".

La audiencia se celebró en una sala de la ex sede del partido único Baas, en la llamada Zona Verde, un área ultraprotegida del centro de Bagdad. Las autoridades adoptaron un impresionante dispositivo adicional de seguridad para evitar riesgos de atentados.

Antes de iniciarse el proceso, dos obuses de mortero cayeron en la Zona Verde, sin causar ni víctimas ni daños.

Todos los acusados corren el riesgo de ser condenados a muerte.

El ex dictador y numerosos ex colaboradores suyos están acusados de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, pero la instrucción de los otros casos, como las matanzas de los kurdos y de los chiítas, aún no ha terminado.

La tensión era visible en todo el país al abrirse el proceso de Saddam Hussein, dos años después de su captura por las tropas estadounidenses.

La tensión era más perceptible en su ciudad natal, Tikrit, al norte de Bagdad. Decenas de habitantes de esa localidad se concentraron en un estadio para manifestar contra el proceso.

Los comercios estaban cerrados y los habitantes iban en grupos hasta el estadio para expresar su indignación por ver al ex presidente juzgado, constató un corresponsal de la AFP.

La misma tensión podía apreciarse en Dujail, donde las víctimas de Saddam Hussein manifestaron por su lado pidiendo la pena de muerte para el ex gobernante.

En Estados Unidos, el presidente George W. Bush fue informado sobre la apertura del juicio, señaló la Casa Blanca.

"Este es otro importante paso en la construcción de un nuevo y democrático Irak, basado en el cumplimiento de la ley", dijo el portavoz oficial Scott McClellan.

Durante la jornada, siete iraquíes murieron en diferentes ataques en Bagdad, Kirkuk, y Samarra, y un corresponsal del diario británico The Guardian, Rory Carroll, que cubría el juicio a Saddam Hussein, fue secuestrado en Irak por un grupo de hombres armados, indicó el periódico en Londres.