Los restos del dictador nazi Adolf Hitler fueron destruidos por orden de los dirigentes soviéticos, pero en los archivos se conservan fragmentos de su cráneo y mandíbula, aseguró hoy el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, ex KGB).
El jefe del Archivo del FSB, Yuri Jristofórov, precisó que el 13 de marzo de 1970, el entonces presidente del KGB, Yuri Andrópov, pidió al Politburó comunista autorizar la destrucción de los restos de Hitler y de varias personas más enterradas el 21 de febrero de 1946 en un lugar secreto en una base militar del sector soviético de Alemania.
En ese lugar, en el número 36 la calle Westendstrasse de la ciudad de Magdeburgo, se encontraban entonces enterrados los restos de Hitler, su esposa Eva Braun, así como el ministro de Propaganda nazi Joseph Goebbels y la familia de éste, que se habían suicidado y ordenado quemar sus cadáveres.
Previamente, tras ser hallados por las tropas soviéticas en mayo de 1945 y estudiados por los servicios secretos, los restos de Hitler, Braun y los Goebbels habían permanecido provisionalmente enterrados desde junio de aquel año en un bosque cerca de la ciudad germana de Rathenow.
El plan de Andrópov preveía “exhumar y destruir físicamente los restos de los criminales de guerra” enterrados en Magdeburgo para evitar que esa fosa común, en caso de conocerse su localización, se convirtiera en lugar de peregrinación de los fanáticos de Hitler.
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