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El matrimonio no es una competencia de sueldos

Sábado 30 de mayo del 2009 | 07:12

Determine sus ingresos y gastos mensuales, para que lleve una mejor administración de la economía familiar, y asigne un monto al ahorro del hogar.

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Por Paul Caso Monzón. Uno de los frecuentes desencuentros que atraviesan las parejas en el matrimonio –y, en particular, los recién casados– es el manejo de la economía familiar debido a la falta de costumbre para compartir gastos.
La comunicación y la planificación que permitan lograr un mejor manejo del presupuesto del hogar son aspectos fundamentales para mantener un buen equilibrio.

El matrimonio no solo requiere de entrega, de respeto y de amor. También involucra una conversación sincera y permanente acerca de los ingresos y de los gastos que tendrán que asumirse cada mes, así como del dinero que se destinará al ahorro para satisfacer necesidades y expectativas futuras.

Los esposos deben hablar abiertamente del tema con el propósito de elaborar el presupuesto familiar, una herramienta de gran utilidad que permite administrar mejor los ingresos que, por lo general, provienen de los sueldos de ambos o de alguno de ellos. Además, sirve para ejercer un mejor control de los gastos. Así compartirán las riendas de la economía familiar, decisión que podría evitar rencillas.

PRESUPUESTO EQUILIBRADO. El abogado y experto en solución de conflictos Alberto Villanueva opina que un manejo presupuestal equilibrado, sin pecar de tacañería ni caer en excesos ni en gastos superficiales, hará realidad muchas aspiraciones de la familia con el paso de los años.
La futura adquisición de un departamento o de una casa, la compra de un automóvil o el financiamiento de los estudios de maestría son legítimas aspiraciones del hogar.

Según Villanueva, atrás quedaron las épocas en las que el esposo disponía a su antojo de los ingresos y de los gastos del hogar. En la actualidad, la mujer también destaca por el buen manejo de la economía familiar.
“El matrimonio no es una competencia de sueldos, de quién gana más o quién gana menos. De lo que se trata es de que ambos aporten”, enfatiza.

MUCHA SINCERIDAD. Califica como un error el hecho de que la esposa no sepa cuánto gana el marido y viceversa ya que, en la medida en que exista un sinceramiento respecto del ingreso conyugal, habrá una mejor planificación en las compras y en las cuentas por pagar.

El hecho de que uno de los cónyuges no trabaje y se dedique solamente a las labores de la casa y a la crianza de los hijos, no significa que este no contribuya al hogar. Villanueva señala que se trata de una labor que implica responsabilidad en la medida en que se aporta tiempo y esfuerzo. De lo contrario, habría que destinar una suma de dinero para contratar los servicios de una empleada.

PAGO DE DEUDAS. La abogada de familia Patricia Simón sostiene que las deudas contraídas antes del matrimonio deben ser asumidas con los bienes propios o con el sueldo de quien las solicitó para beneficio personal, a menos que hayan sido tomadas en beneficio del futuro hogar.

Se debe precisar que las obligaciones financieras adquiridas por una pareja están enmarcadas en el Código Civil e implican que las personas que han formado una sociedad conyugal son responsables de cumplir puntualmente con los pagos que se hayan pactado.

Las tarjetas de crédito deben ser canceladas con los recursos de ambos esposos, así sea uno de ellos quien figure como el titular.

“Hay que tener presente que el banco puede embargar los bienes conyugales –como, por ejemplo, la casa– cuando existe morosidad”, asevera Simón.
Si alguien compra un departamento antes de casarse y lo paga durante el matrimonio, la deuda es de la pareja, pero el inmueble es de quien lo adquirió, aclara la letrada.

No cabe duda de que compartir gastos no es tarea fácil, pero el éxito financiero de una pareja dependerá en gran medida del planeamiento que hagan de sus finanzas.