El paro nacional convocado por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), al que se plegaron frentes regionales y organizaciones sociales de todo el país, deja hasta el cierre de esta nota 216 detenidos a nivel nacional y una secuela de disturbios y violencia en diversos zonas del interior.
El hecho de vandalismo más grave que se ha registrado hasta el momento sucedió en Madre de Dios. Una turba de manifestantes incendió la sede del gobierno regional de esta jurisdicción. Según la agencia Andina, 20 policías resultaron heridos al tratar de repeler a los manifestantes.
El presidente regional de Huancavelica, Federico Salas, dijo, a su turno, que grupos de estudiantes universitarios recorrieron esa ciudad causando a su paso destrozos en oficinas públicas, viviendas, negocios e instituciones.
Esto hechos se dieron pese a que el Gobierno se había preparado en previsión de posibles desbordes de violencia, destinando 100,000 policías y desplegando a las Fuerzas Armadas para resguardar los centros que prestan servicios públicos, puertos y aeropuertos.
Al promediar las 4.30 de la tarde, el Director de la Policía Nacional, Octavio Salazar, informó que 216 personas fueron detenidas en todo el país durante la jornada de protesta, información que fue confirmada minutos después por ministro del Interior, Luis Alva Castro, quien destacó -secundado por otros miembros del Gobierno – que la mayoría de la población no acató el paro.
Los organizadores, por su parte, calificaron de “contundente” la paralización convocada en rechazo al alza de precios de los alimentos y en contra de la política económica del régimen, que etiquetan de “neoliberal”.
“Pedimos aumentos de salarios, sueldos y pensiones (de jubilación) para compensar el altísimo costo de vida”, dijo Mario Huamán, secretario general de la CGTP, en una conferencia al término del mitin realizado en el Centro de Lima en presencia de unos 6,000 trabajadores que se reunieron en la Plaza Dos de Mayo para hacer oír sus demandas.