Por Richard Abecasis
Katya Yesquén Petkovich (22) y su enamorado Giancarlo Fernández Cabero (21) han aprendido sobre la marcha los secretos de Deco Art, su negocio de viniles decorativos autoadhesivos que formaron hace 12 meses, para darle vida a los espacios en casa (habitaciones, baños, cocina, etc.) y locales comerciales.
¿Cómo nació la idea? Katya recuerda que siempre le llamó la atención las decoraciones en Saga y en Ripley, y por curiosidad investigó en Internet y encontró algunas páginas de Estados Unidos y de España que le sirvieron para decidirse por su emprendimiento.
Los dos estudiaron diseño gráfico y, sin querer, ya han acumulado más de 120 clientes en Surco, Miraflores, San Isidro y Barranco. “Al comienzo, atendíamos solo a uno o dos clientes por semana, y todo cambio cuando subimos un catálogo de productos al Facebook”, recuerda Giancarlo.
Katya complementa que han invertido unos S/.3,000 a S/.4,000 en los 12 meses y también han pagado ‘derecho de piso’, porque por cinco meses compraban sus productos a proveedores del Centro de Lima. “Descubrimos que ir directamente a las empresas que tienen máquinas para cortar las figuras que nos piden, nos permitía ahorrar 50% de nuestro presupuesto regular”, comenta.
FACTOR SORPRESA. En la actualidad tienen un catálogo que supera los 400 productos, cuyos costos varían desde S/.35 hasta 300 soles dependiendo del tamaño, del diseño y de los pedidos, explica Katya, quien precisa que, una vez cerrado el contrato, se toman 48 horas para comprar lo que necesitan y solo en cuatro horas instalan el adhesivo en la pared.
“Algunos clientes nos han dicho que somos conocidos. Eso crea mucha expectativa cuando llegamos a instalar un vinil. Lo más bacan es que me gusta ver cómo quedan impresionados los clientes con el trabajo final, llaman a toda la familia, se toman fotos, es alucinante”, resalta Giancarlo.
A FUTURO. Los socios confiesan que los mejores meses para su negocio se dieron entre octubre y febrero. De volverse a repetir en esta temporada, les permitirá comprar su propia maquinaria para cortar sus diseños valorizada en US$1,500.
“La idea es ser mucho más masivos, queremos que nuestra marca tenga prestigio y que la gente pueda confiar en nosotros, por ejemplo, la decoración del cuarto de sus hijos”, concluye Giancarlo.
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