El jueves último se llevaron a cabo las elecciones para elegir al primer ministro en Reino Unido. Esta fue una sorprendente victoria para los conservadores, el actual partido de gobierno, que obtuvo 331 escaños, mientras que sorprendieron los 56 lugares que alcanzó el Partido Nacionalista Escocés. Luego de estos resultados, el primer ministro, David Cameron, confirmó en sus cargos a cuatro de sus ministros, entre ellos George Osborne, titular de Finanzas. Y este anuncio fue recibido positivamente por los inversionistas; así, el viernes, la Bolsa de Valores de Londres cerró con un incremento de 2.32% del índice selectivo.
Reino Unido se ubica en la posición 13 en el mundo y en el quinto lugar entre los 43 países que integran Europa en el ránking de libertad económica. Este es el resultado de un trabajo que inició el gobierno principalmente en tres áreas: la austeridad del gasto público que centró su gestión en el uso de las tecnologías de información, las mejores condiciones tributarias para invertir y los esfuerzos para combatir la corrupción.
Reino Unido exporta oro y petróleo (crudo y procesado), así como automóviles y productos farmacéuticos. Presenta un déficit de cuenta corriente estimado en 125 mil millones de dólares. Para el 2015, se espera que su PBI se incremente en 2.6%, mientras que la inflación se estima en 1%. La tasa de desempleo se mantendría en 5.4%. Reino Unido es un país reconocido por el respeto a la ley, el entorno comercial abierto y uno de los sectores financieros más avanzados. Este escenario se complementa con un mercado laboral que se considera flexible, en comparación con los estándares europeos, y es por ello que es valorado como uno de los ambientes empresariales más eficientes del mundo.
No obstante, los retos son significativos. El primero consiste en propiciar el incremento del ingreso promedio de los trabajadores, el cual cayó 9% para los del quintil superior y 2.4% para los del inferior, y significó un empobrecimiento de la población, que, en el caso de los estratos más bajos, fue compensado por el incremento en las transferencias.
El segundo está relacionado con la caída en las exportaciones financieras, con respecto a EE.UU como principal proveedor en el mundo. El tercero es el gasto de gobierno, que sigue siendo significativo y aún representa casi la mitad de la economía, lo que podría estar limitando el desarrollo del sector privado.
Reino Unido es uno de los nueve países que pertenecen a la Unión Europea y que aún conservan su propia moneda, la libra esterlina (y no el euro, como funciona en el resto de los países de Europa). Y es así que la población parece haber optado por este modelo económico, que, a pesar de mostrar indicadores de crecimiento económico moderados, está trabajando en reducir el déficit y hacer los mercados más competitivos.
Esto le permitiría al 2050 contar con 80 millones de habitantes con un ingreso promedio superior al de países cercanos. Sin embargo, Reino Unido debe enfrentar el crecimiento de la pobreza relativa (insatisfacción de las necesidades materiales para vivir diariamente), que actualmente alcanza al 23% de la población, así como también las ambiciones separatistas de Escocia.
Por Giovanna Prialé (giovanna.priale@peru21.com)
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